No debemos confundir la aceptación con desesperanza, resignación o pasividad.
La aceptación de la que hablamos significa simplemente desarrollar la disposición de ver las cosas tal como son para poder tomar mejores y más sabias decisiones.
Esta actitud se parece más a aprender a surfear las olas, que a intentar pararlas.
De mi libro: La felicidad: qué ayuda y qué no. Editorial Desclée De Brouwer