Al final, lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años
Abraham Lincoln

Las vacaciones siempre terminan rápido. Pero, en muchas ocasiones, cuando volvemos al trabajo, nuestro recuerdo de este período de descanso las hace parecer mucho más larga. Recogen en My Psychology un termino que acuña C. Hammond (2012), como la “Paradoja de las Vacaciones” y que nos viene a explicar como el mismo período de tiempo puede parecer largo y corto para la misma persona.

Esta contradicción está relacionada con como juzgamos el tiempo. Y existen dos formas de hacerlo:

En la primera estimamos la duración de la experiencia que estamos viviendo. Es la estimación prospectiva del tiempo.
En la segunda lo hacemos una vez que el la experiencia ha pasado. Es la estimación restrospectiva del tiempo.

Durante las vacaciones valoramos prospectivamente el tiempo que estamos disfrutando. Sin embargo, justo después de las mismas, descansamos nuestra estimación en la memoria de lo que ocurrió. Si fueron unas buenas vacaciones nos parecerá mentira el tiempo que duraron. ¡Cómo pudimos pasarlo tan bien y hacer tantas cosas en tan poco tiempo!

Esta paradoja temporal nos hace entender claramente la labilidad de nuestra experiencia vital. Y la influencia que las emociones -como lo vivimos-, tiene sobre nuestra estimación del tiempo.

Al final, y como recogemos en la cita con la que encabezamos este post, lo importante es la intensidad con la que vivamos el tiempo que nos toque vivir. Y esto no solo es valido para las vacaciones. Lo es para todos los momentos de nuestra vida. Dependerá de nosotros la calidad de la misma según la conexión que tengamos con lo que hacemos en cada momento de ella.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *