La ansiedad es un chorro fino de miedo circulando por la mente. Si es alentado, abre un canal  que drena todos los otros pensamientos .
Arthur Somers Roche

Hay tres tipos de estrés a los que nos podemos enfrentar en nuestra vida diaria, y cada uno nos afecta de diferente forma.

El estrés es la reacción de nuestro cuerpo a situaciones, pensamientos o ideas que nos desconciertan y, en cierto modo, nos asustan. Es un sentimiento de incomodidad que nos atrapa y tiene una naturaleza bastante subjetiva. El estrés es algo personal, totalmente dependiente de la forma que tenemos cada uno de interpretar lo que pueda estar ocurriéndonos.

El estrés sin embargo, ha sido malignizado, aún sabiendo que no todos los tipos de estrés son perjudiciales para nosotros. De hecho un nivel moderado de estrés, puede ayudar a nuestra eficiencia e incrementar nuestros niveles de alerta. Podríamos decir este es un estrés positivo que nos estimula para conseguir aquello que queremos.

Pero es el estrés negativo, el que lleva a la constante preocupación y sus consecuencias se pueden manifestar tanto física como emocionalmente, provocando que la persona se sienta atrapada e indefensa.

Este tipo de estrés, se divide en tres grandes categorías, que actúan de forma diferente. Tienen consecuencias diferentes para nosotros, Y por lo tanto deben ser acordadas de una forma diferencial. Es importante que conozcamos y entendamos las diferencias existentes entre estos diferentes tipos. Estas son las tres categorías de estrés, según la asociación de psicología americana.

Estrés agudo

El estrés agudo lo sentimos prácticamente a diario. Es el tipo más común de estrés está habitualmente inducido somo resultado determinados cambios en nuestro entorno O de emergencias de diferentes tipos, que nos hacen reaccionar negativamente.

Este tipo de estrés  no puede decirse que sea totalmente negativo, ya que puede ser estimulante en determinadas dosis. Una montaña rusa, por ejemplo, crea un estrés agudo, pero en una forma que realmente no compromete nuestra salud.

El estrés agudo, sin embargo, comienza a ser peligroso cuando progresa en intensidad Y en la frecuencia con que aparece. Nuestra mente y cuerpo están acostumbrados generalmente, a este tipo de estrés, y saben cómo reaccionar. Hasta que te empieza a progresar. El trastorno de estrés agudo es una de las consecuencias a largo plazo del estrés Y se convierte en un problema de salud, cuando nuestro cuerpo y nuestra mente no son capaces de manejarlo con la misma eficiencia que lo hacían al principio.

Estrés agudo episódico

Este segundo tipo de estrés ocurre cuando experimentamos un período prolongado de estrés agudo, y puede tener consecuencias muy negativas para la persona. El estrés episó.dico ocurre frecuentemente Y permanecer por períodos más largos de tiempo, ejerciendo una gran presión sobre quien lo padece

La sobre activación es uno de los efectos más relevantes de este estrés, Y las personas que lo sufren están frecuentemente frustradas, irritadas, nerviosas y con una sensación de estar al borde de la ansiedad en todo momento.

Resulta muy común estén preocupadas en todo momento por una gran diversidad de razones, incluso las más triviales. Pueden ponerse agresivas, irritable e incluso extremadamente competitivas, empujándose a ellas mismas a un nivel de exigencia mental insano.

Estrés crónico

El estrés crónico es una de las formas más agónicas de estrés puede, literalmente, engullir a una persona. La hace sentir, de forma gradual, pero continua, indefensa, atrapada y completamente perdida en su dolor. Es algo muy desesperante.

Es el estrés de la pobreza, el de aquellas personas que viven en la guerra o de quienes son continuamente maltratados. Lo experimentan quienes viven en una familia disfuncional o se ven atrapados en un matrimonio infeliz. Sin sentir que puedan escapar de ello.

Se cree que lo peor de este estrés no es la tensión continua que supone, sino el hecho de que la persona se acostumbra a ir con el tiempo. Lo vive como algo normal y deja de intentar confrontarlo o manejarlo.

No hay que decir que los efectos de este último tipo de estrés pueden ser devastadores para la persona. Pueden conducirle al suicidio, infarto, o a cualquier otro tipo de consecuencias física en su organismo.

Conocer que tipo de estrés tenemos exige la evaluación por parte de un profesional de la salud mental. Su abordaje y tratamiento es algo complejo que no podemos manejar sin su ayuda.

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