Importa mucho más lo que tú piensas
de ti mismo que lo que los otros piensen de ti.
Lucio Anneo Séneca
Emplear nuestro tiempo y esfuerzo, para negar lo que no somos, es una pérdida de tiempo. Pero, sin embargo, lo hacemos. Nuestra preocupación por las apariencias, nos atenaza y, lo que es peor, nos separa de nuestra propia identidad.
¿Y esto porque ocurre? Muy sencillo. Al estar pendientes de lo que dicen de nosotros otras personas, es como si tuviésemos que salir de nuestro propio camino pudiendo ser, que no volvamos a encontrarlo. Si empleamos esta energía que debería estar destinada a conocernos, a profundizar en nosotros, en todo lo contrario, nos distraemos.
Pero ¿Cómo podemos cambiar esta forma de actuar? No es sencillo. Vivimos en una sociedad en que nuestra reputación juega un importante papel. Y cualquier opinión que la pueda afectar, puede llegar a causarnos daño. Pero caer esclavos de este juego puede resultar aún peor. Puestos a tomar una decisión creo que el punto en el cual empieces a cambiar tu vida y mejorarla, será aquél en que seas libre de lo qué digan o piensen los demás. Cuando estás por encima de eso empiezas a ser mucho más independiente y más feliz, empiezas a hacer lo que realmente siempre has deseado o te gusta. Y es, en ese momento, en que tu reputación depende de ti, y no lo de lo que digan los demás de tí, cuando empezarás a aceptarte y a vivir la vida que tu quieres.
Como ya hemos comentado en alguna otra ocasión, no es fácil hacerlo. Pero resulta imprescindible si queremos construir nuestra propia existencia. Un sencillo ejercicio para conseguirlo es simplemente, parar. Detenerte y pensar ¿quiero hacer esto? Si no es así, si no sientes que tenga nada que ver contigo, simplemente ignóralo. Dedica esas energías de negación a algo más productivo y que te haga sentir más feliz.