¿Quién no se ha sentido así en alguna ocasión?. Sea en un pequeño o gran grupo, sentirnos incómodos, y que se nos note, parece que predispone a los que están escuchándonos, de forma positiva hacia nosotros. Según recoge E. Horow en su blog, aquellos que nos ponemos “colorados” con cierta frecuencia en situaciones públicas somos vistos como más sociables y propensos a una relación más próxima con quien nos escucha.

En un interesante estudio llevado a cabo en la Universidad de Berkeley, los autores demuestran que los signos de vergüenza que reconocen los observadores en un determinado individuo, hacen que perciban a éste como más prosocial y cercano. En respuesta a esta situación, los participantes responden con empatía y confianza hacia el individuo que esta en esta, aparentemente, incomoda situación.

Así parece que esta expresión de vulnerabilidad que supone que una determinada situación nos resulte embarazosa es percibida de forma positiva por las personas que nos observan. Estos pequeños momentos de intensa incomodidad nos hacen ser percibidos como más fiables por los demás. De alguna forma, estamos pidiendo disculpas por una determinada actitud que puede estar alterando o contraviniendo alguna norma.

2 respuestas

  1. Me sorprendió gratamente éste artículo, por que he sufrido montones con esta dificultad, enrojecerme al hablar o interactuar ante un grupo, deseo darle toda la credibilidad, gracias.

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