La felicidad depende más de la disposición interna de la mente que de las circunstancias externas
Benjamin Franklin

Nos dicen que la felicidad es una elección.¿Es esto cierto? Lo que si parece serlo, es la presión que está afirmación ejerce sobre muchas personas, que ha podido crear una sensación de incapacidad para conseguirlo. Nos estamos encontrando con quien por no ser feliz, se angustia. Es decir, la supuesta incapacidad para ser felices nos está llevando has todo lo contrario. Es absurdo,¿Verdad? Sin embargo, lo que he bautizado como la dictadura de la felicidad, se ha convertido en uno de los mayores problemas de salud mental para muchas personas.

Nos podemos pasar la vida esperando a recibir la felicidad, sin entender que la fuente somos nosotros. Porque seguimos esperando que sea una fuente externa quien nos de la felicidad. Y no es así. Nuestra felicidad está en nuestro interior, pero podemos pasarnos toda la vida sin ser conscientes de ello, buscando ahí fuera.

La gran paradoja de la felicidad, es que la búsqueda de la misma puede causarnos todo lo contrario. Son muchas las personas que se dirigen a las psicología buscando la respuesta a la pregunta que nos planteamos hoy ¿dónde está mi felicidad?.

Quizás el primer error que cometemos está precisamente ahí, en la búsqueda de algo, como si lo que estamos buscando, en este caso nuestra felicidad, no estuviese en nosotros..

Esta expectativa consigue que no hagamos una búsqueda activa, sino que nos empeñamos en encontrar la felicidad más allá de nosotros mismos. Nos convertimos, de esa forma, en terreno abonado para la dependencia. Nuestra felicidad, creemos, no depende de lo que hagamos, sino de lo que nos hagan.

Encontrar la felicidad es más un trabajo de limpieza que de búsqueda. Y no parece ser fruto de la casualidad, aunque la mayoría de nosotros lo veamos así

La felicidad es incompatible con las expectativas. No cuadra para nada con la insatisfacción, y tampoco con el conformismo. Va mucho más allá de decidir porque, en realidad, se trata de explorar. Las llaves de las puertas de nuestra felicidad, las tenemos nosotros mismos. Es verdad que el ambiente, con quien nos relacionemos, a quienes queremos o nos quieren, nuestras circunstancias vitales, parecen dejar poco margen para que podamos decidir. Y esa es la trampa.

Vivir es transformarse en lo que uno es.

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