Buscamos felicidad en los bienes externos, en las riquezas, el consumismo es la forma actual del súmmum bonum (el bien máximo). Pero la figura del ”consumidor satisfecho” es ilusoria; el consumidor nunca está satisfecho, es insaciable y, por lo tanto, no es feliz.

Jose Luis Lopez Aranguren

Un estudio tras otro, se ha demostrado que el foco en la adquisición de cosas nos hace infelices, daña nuestras relaciones, aumenta los sentimientos de aislamiento e inseguridad, te disminuye la resiliencia y perjudica nuestra salud mental.

Nada de lo dicho es una sorpresa. Pero la cierto es que vivimos en una sociedad que está profundamente saturada de mensajes e imágenes que nos empujan  a pensar que una vida valiosa implica tener cosas caras. ¿Cómo podemos cambiarlo?

Un reciente artículo del psicólogo T. Kesser en Scientific American afirma que si es posible. En uno de los estudios conducidos por el equipo, una intervención realizada para estimular un menor foco en metas materialistas fue testada en adolescentes. Comparados con el grupo de control, aquellos que participaron en el programa “fueron menos materialistas y mejoraron su auto-estima mejor durante los siguientes meses”,  destaca este autor. En otras palabras, el consumismo puede ser manejado, o al menos disminuido, a través de un esfuerzo consciente.

Para clarificar y adquirir nuevos compromisos con nuestros valores para una mejor salud mental, hagamos este ejercicio: llevemos un registro de todos los avisos a los que estamos expuestos, durante un día. Puede resultar complicado, pero así tendremos una idea de la cantidad de mensajes publicitarios los que nos exponemos a diario.

Una de las razones por las que  es tan difícil mantener el consumismo bajo control, es la presencia constante de la publicidad diseñada específicamente para fortalecerlo.

Como segunda parte de este ejercicio, escribe tus valores. En general. Que es importante en la vida para ti, y reflexiona sobre ellos. ¿Tus acciones te acercan o alejan de lo que es importante para ti, de las personas que quieres o que te quieren, de lo que crees que es justo …?

La última parte de este ejercicio es la más materialista. Registra tus gastos, digamos, en las últimas dos semanas. ¿Has gastado en lo que necesitabas?¿has usado tu dinero para tener experiencias o para acumular posesiones?

Luego observa si tus gastos reflejan tus valores o no. Si no lo hacen, piensa acerca de qué es lo que te lleva a comportarte así: ¿inseguridad?, ¿necesidad de impresionar?, ¿presión social?

Este ejercicio que todos podemos hacer con cierta sencillez, nos puede ayudar a hacer un alto en el camino para poder retomar una vida más plena y más centrada en aquello que nos hace vibrar de verdad.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.