El hilo de la vida se aflojaría si no fuera mojado con algunas lágrimas.
Pitágoras
En primer lugar, permítanme disculparme por titular con un anglicismo mi propuesta de hoy. He querido llamar #FakeHappiness (#FalsaFelicidad), a la versión edulcorada y falsa que se está dando de un estado natural y cíclico del ser humano.
Ser feliz es algo que viene aparejado a unas circunstancias vitales, una actitud ante la existencia y una conexión social, que todas las personas ansiamos. Y que ocurre con frecuencia. De hecho lo hace diariamente. Y muchas veces sin que seamos conscientes de ello.
Uno de los principales obstáculos para esta consciencia es la excesiva preocupación por la otra cara de la moneda, la tristeza. La hemos convertido, en cierta forma, en una emoción proscrita e indeseable. Esto consigue que, cuando la experimentamos de forma natural, ante una pérdida, un error o cualquier otra circunstancia que la pueda generar, terminemos aferrándonos a ella, sin dejarla ir. La tristeza nos hace sentir culpables. Y esto lleva a que nos sintamos todavía más tristes.
La #vidafalsa que nos ofrecen muchas personas en sus redes sociales, y que nos conducen a compararnos con ellas, no ayuda en absoluto a un acercamiento sano a los momentos emocionalmente difíciles que inevitablemente experimentaremos a lo largo de nuestra vida.
Esto se consigue con aceptación. ¡Ojo! No con resignación. La aceptación es el reconocimiento sin juicio de como nos sentimos. Algo que nos ayuda a entender que nos mueve emocionalmente y que nos hace crecer como personas. La felicidad depende de ello. Paradójicamente, lo hace de la actitud que tengamos hacia nuestra propia tristeza. Si la vivimos como una señal de aquello que nos puede conmover o, incluso, doler, y a partir de ahí intentamos dejarla ir, estaremos viviendo el desarrollo normal del ciclo emocional. Si intentamos evitarla o forzar su desaparición, especialmente porque sentimos que no queda bien, estaremos consiguiendo todo lo contrario.
En definitiva sentirnos culpables de nuestra tristeza es como hacerlo de que nos duela el estómago tras un atracón. Lamentarnos no va a mejorarlo.