El amor o el odio hacen que el juez no conozca la verdad.
Aristóteles

Hay personas con un talento especial. Son capaces de encontrar lo malo en cualquier cosa. Puede ser la montaña o la playa, los cepillos de dientes eléctricos o los tradicionales … basta con que tu nombres algo y le encontrarán algo que no les gusta. Y lo peor es que sienten la imperiosa necesidad de decirte porque. Es algo que me ha llamado siempre la atención y lo he achacado, indistintamente, a su educación, su pesimismo, su envidia o a cualquier otra cosa que me permitiese entenderlo.

J. Dean en su blog acuña unos términos curiosos que, aunque traducidos pierden mucho, nos apuntan a como las personas podrían dividirse en odiadoras o gustadoras. Llega a plantear que es algo instintivo.

En un estudio reciente que recoge en su blog, los psicólogos D. Albarracín y J. Helper en 2013, sugieren que estos rasgos pueden ser identificados como un nuevo aspecto de la personalidad: en que forma estamos predispuestos a que nos gusten o no nos gusten una serie determinada de cosas. Incluso sin ser conscientes de ello.

Para investigarlo preguntaron sobre un montón de cosas que no tenían conexión alguna. Eran conceptos como aborto, América, antidepresivos, o arquitectura hasta eutanasia voluntaria, vestir ropa que llama la atención o vino.

Nos podemos imaginar que si preguntamos a nuestros amigos, encontraremos que a unos les gustan unas cosas y otras no. Además es de esperar que la variación entre ellos sea muy grande. Es lo que hallaron los investigadores. Pero, curiosamente, a nivel genérico, encontraron como las personas podían diferenciarse en odiadoras o gustadoras.

En otras palabras, algunas personas tendían a que les gustara incluso aquello que prácticamente no conocían, en la misma medida que otras no les gustaba lo que fuera, independientemente de tener idea sobre ello o no.

Los autores concluyen que esta predisposición es una faceta de la personalidad, al igual que ser extrovertido o introvertido. Hasta que punto depende de la genética o del aprendizaje queda abierto a la investigación.

Y ustedes ¿odian o gustan?

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