No tratéis de guiar al que pretende elegir por sí, su propio camino.
William Shakespeare
Dicho así puede resultar hasta un poco duro. Pero detengámonos en lo que pueda significar. Todo lo que somos (o creemos ser) ¿lo hemos elegido? O, todavía mejor. ¿Lo que creemos que nos define es realmente lo que somos?
No se asusten. No pretendo liarles. A lo que me quiero referir es a la capacidad humana de elegir. Y su relación con nuestra esencia como personas. Si no hemos elegido ser de un país determinado, o tener un género específico, o cualquier otra cuestión que viene “de fábrica”, difícilmente podremos decir que esto nos define. Por más que nos hagan creer lo contrario. No será así hasta que lo hagamos nuestro. Lo validemos, en cierta forma.
Porque todo aquello que nosotros decidamos o admitamos ser, es realmente lo que somos. Ni más ni menos. Y sobre sabe mucho el protagonista del siguiente video. Zac Ebrahim, nos cuenta como eligió la paz, a pesar de ser hijo de un terrorista.
En ocho maravillosos minutos, desgrana la clave del concepto de responsabilidad en lo que decidimos ser. El, educado en el odio a lo diferente, abraza la apertura a la experiencia, como la única forma de aprender a relacionarnos entre nosotros.
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Por más que podamos pensar que, en muchas ocasiones, la posibilidad de elegir no es viable, si lo es la posibilidad de permitir que esto nos defina. Esta es la clave del cambio. Permitir que nuestro yo más íntimo salga a la superficie y aceptarnos como somos. Es un ejercicio deexploración, libre de todo juicio o preconcepción, que nos conduce, irremediablemente a un lugar fantástico de libertad individual. Es en este espacio donde realmente comenzamos a ser nosotros mismos. Es el lugar donde nos reconocemos y elegimos estar.
Y esto es un maravilloso descubrimiento que lleva aparejada una gran responsabilidad. Porque cuanto más elegimos conscientemente, más compromiso adquirimos con nuestros actos y pensamientos. Son nuestros, y están ahí por nuestra voluntad.