El domingo perdimos una hora de nuestra vida. A las dos de la madrugada tuvimos que adelantar los relojes y algunos todavía arrastran las consecuencias de este cambio.  Habitualmente se necesitan entre uno y cinco días para que nuestro cerebro se ajuste al nuevo horario.

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En la población sana, es relativamente habitual que el cambio de hora provoque alteraciones de sueño, dificultad para levantarse por las mañanas y cansancio. Algunas personas también pueden ver su estado de ánimo alterado. En general, las consecuencias del cambio de horario son leves y transitorias. No obstante, personas mayores y aquellas que sufran alguna enfermedad que necesiten mantener sus rutinas y descansar de forma adecuada para no experimentar cambios en la frecuencia e intensidad de sus síntomas, son las que se pueden ver más perturbadas por el cambio de horario. Lo aconsejable para todos es que tratemos de tomar ciertas medidas para adaptarse de forma progresiva al cambio de horario.

Para sobrevivir al cambio de hora podemos, entre otras cosas:

Fuente: abc.es

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