Que no nos distraigan las noticias.
Facundo Cabral

Solo que, en este caso, las perdices somos todos los ciudadanos. Atrapados en un enorme juego manipulativo y mediático que nos distrae permanentemente de aquello que es realmente importante. En este país (España) la estrategia de apelar a los instintos más básicos (altos o bajos), del ser humano para hacernos olvidar que hay una gran parte de sus habitantes viviendo una existencia muy complicada, esta resultando muy efectiva.

Mientras estemos distraídos con quienes se quieren ir, o con quien no quiere que vengan, o con el aspecto físico de uno u otra, o de quienes se quieren juntar o no para formar un gobierno, se asegura una dispersión de la atención que consigue muy efectivamente, que no nos ocupemos de quien lo está pasando mal, o del medio ambiente, o de la precariedad laboral.

El circo del ego al que nos llevan sometiendo en los últimos años es algo realmente penoso si no fuera por la paralización gestora a la que nos conduce. Pero, este es un juego peligroso porque se llega a autoalimentar. Al estar ocupados por los «temas pantalla» que nos proponen, por las palabras grandilocuentes que nos intentan enardecer, por los gestos -muchas veces ridículos-, que tratan de explotar la burla o el desdén hacia «los otros». Además de no ser capaces de interpretar con sentido común la actuación de los diferentes actores políticos.

Por esto, nuestra propuesta de hoy va destinada a nuestra consciencia. Y no hablo de moralidad. Intentemos ver más allá de los gestos, propagandas, tweets o cualquier otra estratagema destinada a aturdirnos. Veamos los hechos, preguntemos a los expertos, leamos información contrastada … En definitiva, construyamos nuestra propia opinión. No dejemos que nos las den prefabricada.

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