Las mentes brillantes manejan ideas; las mentes corrientes hablan de actualidades; las mentes mediocres hablan de los demás
Anónimo
Imagina que medimos el cuerpo y el cerebro de todos los primates de la tierra. Gorilas, chimpancés o lémures serían algunos de nuestros primos que estarían en la lista. La segunda parte de nuestro experimento consistiría en compararlo con la media del cerebro humano. Si fuera una cuestión de peso, los gorilas deberían tener un cerebro bastante más grande que el nuestro. Pero no es así.
Por supuesto, deducimos que nuestro cerebro es mucho más complejo, por eso tenemos el lenguaje, las emociones, la organización social o la creatividad. ¡Nuestro cerebro es más grande!
Pero este argumento se desmorona si tratásemos de hablar, por ejemplo, con un elefante. Su cerebro es tres veces mayor que el nuestro. ¡Ah! Pero no es un primate, podríamos argumentar. Este cálculo solo es válido si lo hacemos dentro de una misma especie.
De acuerdo, pero, ¿y si rizamos todavía más el rizo? El cerebro de los hombres es, de media, 100 gramos mayor que el de la mujer y el de los asiáticos es más grande que el de los occidentales. Uf, ahora nos estamos metiendo en arenas movedizas, como comenta J. Dean, ¡somos unos racistas y unos sexistas!
Afortunadamente, la ciencia viene en nuestra ayuda.
El neurocientífico David P. Carey, que llevó a cabo una extensa revisión de la investigación relacionada con este tema en particular, no encontró prácticamente ninguna evidencia que sustentase la idea de una mayor capacidad cognitiva asociada a un mayor tamaño del cerebro. Carey va más allá, manifestando que la posibilidad de inferir la capacidad de razonamiento de un cerebro observando su tamaño, forma, o cualquier otro dato que nos pueda aportar el escáner cerebral más sofisticado que podamos imaginar, está muy lejos de ser posible.
Esta aseveración sobre las medidas de la capacidad de razonamiento que tiene nuestro cerebro me trae a la mente la conocida respuesta de la famosa pregunta: ¿Qué es la inteligencia?
Aquello que miden los tests de inteligencia. Respuesta que saca de sus casillas a los psicometristas, pero pone en duda la relatividad de las medidas, incluso las pruebas de inteligencia, como un indicador universal de la capacidad mental de una persona.
Lo sé, podemos estar tirando piedras a nuestro tejado, pero lo cierto es que a fecha de hoy, lo único que podemos afirmar es que el volumen del cerebro no predice la inteligencia humana y que los tests de inteligencia miden aquello para lo que se les diseña.
En conclusión, nos podemos quedar con la sabiduría popular:
“No es el tamaño, es lo que sabes hacer con lo que tienes”