Nos convertimos a menudo en lo que pensamos de nosotros. Si yo sigo diciéndome a mi mismo que no puedo hacer algo, es posible que termine siendo incapaz de ello. Al contrario, si tengo la creencia de que puedo hacerlo, seguramente adquiera la capacidad de hacerlo, incluso si no puedo al principio.
Mahatma Gandhi.
¿Cuántas veces te has preguntado que es lo que está detrás de la confianza? En ocasiones pareciera que existiese una poción mágica que separa a las personas que la poseen de aquellas que no.
Lo que la psicología nos dice es que no hay nada especial. Sólo que han acumulado una serie de hábitos, capacidades, conocimientos, creencias y habilidades, a lo largo de su historia vital. Bien intencionadamente, o debido a un entorno que lo ha ido favoreciendo.
La confianza es simplemente el grado en que creemos que aquello que hacemos va a tener resultados positivos. Aunque suele venir acompañada de la autoestima, no es lo mismo que ésta.
La autoestima es más un sentimiento acerca de nosotros mismos, mientras que la confíanza es la certidumbre que tenemos en nuestras habilidades en una situación determinada. Esta confusión provoca que la mayoría de las personas, cuando manifiestan querer tener una mayor confianza, a lo que se estén refiriendo es a la autoestima. Esto es algo normal porque, como es lógico, a medida que desarrollamos nuestra confianza en más aspectos de nuestra vida, mayor es nuestra autoestima.
La confianza es algo que siempre ha sido deseable. Y no solo porque es una ventaja evolutiva para acometer cualquier tarea sin incertidumbre o ansiedad. Principalmente porque nos permite hacer aquello que realmente queremos en nuestras vidas. Si confiamos en nosotros mismos, tenemos gran parte del camino recorrido.