El pasado domingo nos regalaron una hora más de sueño. O eso ponía en nuestros móviles (que ya se cambian automáticamente). Esto significa que amanece más temprano y anochece más tarde. Algo que no a todas las personas le gusta y que puede tener efectos incómodos durante un período más o menos prolongado.
¿Cómo podemos adaptarnos a este cambio?
Para sobrevivir al cambio de hora podemos, entre otras cosas:
Intentar, en la medida de lo posible, mantener regularidad en los horarios de alimentación y sueño.
Tratar de armonizar nuestra actividad con los tiempos de luz solar. Así veremos mejorado nuestro rendimiento.
Afrontar el cambio de forma progresiva y natural. No es aconsejable utilizar fármacos por mucho que creamos que nos puede ayudar en la adaptación al cambio.
Evitar o limitar el consumo de cafeína, alcohol, tabaco y otros productos estimulantes.
Evitar las siestas diurnas, en especial aquellas que superen los 20 minutos, para tener más sueño a la hora de acostarnos.
Antes de acostarnos se deben realizar únicamente actividades relajantes. Por ejemplo, se debe evitar realizar ejercicio físico justo antes de la hora de dormir.
Seguir otra serie de normas básicas de higiene de sueño: Nuestro dormitorio debe ser confortable, aislado de ruidos y tener una temperatura agradable. También es conveniente eliminar relojes y referencias temporales durante el sueño (tan solo deberíamos acordarnos del reloj cuando sonase el despertador).
Mantener una actitud positiva. ¡Nos adaptamos a los cambios!