El abuso emocional se define como cualquier comportamiento o actitud no física que está diseñada para controlar, someter, castigar o aislar a otra persona mediante el uso de la humillación o el miedo. Así lo define Beverly Engel, autora del libro “La relación emocionalmente abusiva”.

El pasado día 25 de noviembre fue el Día Mundial contra la violencia hacia las mujeres. Un día para ser conscientes del infierno que muchas mujeres viven a diario. Una situación, desafortunadamente, complicada de identificar o prevenir y de la que, en muchos casos, resulta muy difícil salir. 

La mujer maltratada se ve atrapada en una red de mentiras, expectativas, falso arrepentimiento y, frecuentemente, incomprensión cercana, que no le permiten tomar una decisión. Su grado de dependencia emocional es asimilable a cualquier adicción en la que el adicto no consigue reunir las fuerzas necesarias para dejar a su maltratador. Y, si lo hace, se encuentra, en muchos casos, abandonada a su suerte y sin la suficiente protección. 

El miedo de poder morir se adueña de sus pensamientos. Un terror real y diario que anestesia su vida y condiciona cualquier decisión que pueda tomar.

Pero el maltrato comienza mucho antes, quizás incluso es previo a una relación específica y viene alimentado por los mitos del amor romántico o incompleto. Ese que nos lleva a pensar que no podemos ser felices sin una determinada persona y que, cuando la encontramos, vale la pena pagar cualquier precio que nos pida. Sometiendo nuestra libertad en aras de lo que creemos es el amor. Cuando esto ocurre ya estamos atrapadas en el ciclo del abuso que puede ir, poco a poco, escalando en su intensidad hasta poner en riesgo la vida de quien lo padece.

Por esto es muy importante que sepamos identificar las señales de que una relación está siendo abusiva. Para abandonarla inmediatamente. La prevención de la violencia machista es posible. Y estos indicadores pueden ayudarte a hacerlo.

Control: si los otros elementos de esta lista son los componentes básicos del abuso emocional, entonces el control es la piedra angular que los mantiene unidos. A menudo, los abusadores intentan controlar a sus víctimas, ya sea abiertamente (vigilando y restringiendo las rutinas y relaciones diarias) o sutilmente (dando pequeños golpes para socavar la independencia y la autoestima).

Gritos: Es cierto que todos podemos alzar la voz de vez en cuando, pero cuando esto se convierte en algo habitual por parte de nuestra pareja, y hace que nos asustemos, consiguiendo que evitemos expresar nuestra opinión y nos sometamos a lo que piensa y dice quien grita, estamos recibiendo una potente señal de que nuestra relación debe acabarse.

Desprecio: Este es uno de los indicadores más complicados de detectar por quien lo sufre. Poco a poco va permitiendo pequeñas faltas de respeto y consideración, que pronto se convierten en desprecio. Algunos ejemplos de desprecio incluyen el sarcasmo, la arrogancia, o la falta de interés por la otra persona.

Reacción defensiva: Si sientes que te estás defendiendo o justificando continuamente, porque crees que debes cumplir las expectativas de la otra persona, te estás moviendo ya en un peligroso terreno abusivo y jerarquizado.

Amenazas: Éstas pueden mostrarse en forma encubierta como chantaje emocional o directamente como amenazas de daño físico o de autolesiones, compartiendo la misma intención: arrinconar a la víctimas y evitar que escape de sus abusador.

Silencio: Cuando alguien se niega a hablar o comunicarse y simplemente se calla», puede ser tan hiriente como los insultos, el desprecio y la actitud defensiva porque la negativa a comunicarse muestra rechazo y abandono.

Culpabilización: A las víctimas a menudo se les hace creer que causan, y por lo tanto merecen, su propio abuso e infelicidad, lo que hace que el ciclo sea mucho más difícil de romper. Esto puede verse agravado por la vergüenza que sienten las víctimas de hablar de lo que les está ocurriendo en casa.

Luz de Gas: una forma de manipulación psicológica, el gaslighting hace que las víctimas duden de su juicio y cordura. Si encuentra que sus inquietudes o recuerdos se descartan con frecuencia como falsos, estúpidos o absurdos, es posible que esté experimentando este tipo de abuso psicológico.

Aislamiento: el abuso emocional es omnipresente y afecta a todas las áreas de la vida, pero lo mas notable es el precio que tiene en las relaciones de las víctimas con amigos y familiares. Los abusadores a menudo convencen a sus víctimas de que a nadie le importa. Esta alienación física y mental puede hacer que se sientan aisladas, alejadas de sus seres queridos.

Inconsistencia: si una relación se interrumpe constantemente por cambios de humor, puede ser una señal de abuso. Este tipo de comportamiento caliente y frío es estresante y desconcertante, ya que las víctimas nunca saben qué versión de sus parejas es la que tienen delante. Los abusadores pueden aparentar ser las personas más cariñosas para luego convertirse en individuos odiosos.

Éstas y otras señales nos deben hacer ver que estamos en una relación abusiva, que puede ir derivando poco a poco hacia situaciones en las que la vida se ponga en riesgo. Es complejo ser consciente de lo que está ocurriendo y tomar la decisión de abandonar la relación. Por esto es muy importante que evitemos el peor tipo de abuso: la esperanza. Aquella que nos quiere hacer sentir el abusador de que es capaz de cambiar y que le demos, una y otra vez, oportunidades para cambiar. No lo va a hacer. Y corremos serio peligro de que nos atrape en una telaraña de dependencia emocional y abusiva difícil de salir. 

Recordemos. Si duele, no es amor.

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