Una generación que no soporta el aburrimiento será una generación de escaso valor.
Bertrand Russell
Ver como crece la hierba. O como se seca la pintura. Dormirse durante una mala película … Todos tenemos una versión de lo que puede ser el aburrimiento. Pero ¿por qué está tan mal visto?
Seguramente porque nuestra sociedad lo asocia, con cierto sentido, al estrés , la ansiedad o la depresión. «No hacer nada», se convierte en una fuente de insatisfacción que puede llevarnos a la tristeza o desesperanza.
Pero, repasemos: ¿No estaremos mezclando conceptos? Porque lo cierto es que, en algunas ocasiones, esa posibilidad de sentarse, simplemente, a observar como pasa el tiempo, puede ser una magnífica experiencia.
Son momentos de reflexión interior o exterior que, si los gestionamos bien, pueden conseguir que cambiemos mucho nuestra forma de pensar o abordar la vida. No en vano, parar, es uno de los mejores consejos que me han dado en mucho tiempo.
El aburrimiento, de esta forma, se convierte en una decisión. Es como bajarnos en una estación no programada de nuestro viaje en tren. Es novedad, sensación de estar decidiendo algo diferente a lo que se supone que deberíamos hacer. Y puede ser muy útil.
Por esto, recomiendo que, en este verano que estamos pasando, dediquemos un tiempo a aburrirnos, a dejarnos dormir sentados en la terraza o en la playa. Disfrutando de ello, sin elegir ¡O eligiendo no elegir!
Claro, me podrán decir. Pero si estoy haciendo eso ¡no me aburro! Porque lo he decidido, se que estoy allí por que quiero. Y no dejan de tener razón. Pero, por otro lado ¿no es genial que la vida nos obsequie, de vez en cuando, con sorpresas? Pues tomemos el aburrimiento como tal. Una oportunidad inesperada de meditar sobre lo que queramos. Sin que ningún plan nos perturbe.
Estoy de acuerdo, y desde mi punto de vista, lo vital es disfrutar los momentos que nos regala la vida, el momento que vivimos; el presente, es lo único que nos pertenece, y ¿por que no ser feliz en cada momento? No es imposible, podemos lograrlo, y disfrutar de: una sala de espera, ver el mar, ver el amanecer, ver el anochecer, correr, caminar al trabajo, comer, etc…
La vida es un regalo, pero creo que a veces nos preocupamos más por el resultado que por el camino, el trayecto, que es donde ocurre toda la magia, y el aprendizaje.
Saludos,
Alex
execelente aporte, (y)