La felicidad no es algo que sucede. No es el resultado de la buena suerte o del azar. No es algo que pueda comprarse con dinero o con poder. No parece depender de los acontecimientos externos, sino más bien de cómo los interpretamos.

Mihály Csíkszentmihályi

En menos de una década, la psicología positiva ha captado la atención no solo de la comunidad académica sino del público en general. Con sus ventajas e inconvenientes. Aparece por todos lados. Y eso es bueno.

Lo es que estemos interesados en como hacer que nuestra vida sea mejor, que es a lo que se dedica esta disciplina científica. Siempre lo defenderemos, aún a riesgo de que muchos gurús o chamanes se apunten al carro.

Lo cierto es que la novedad es aparente. La psicología, en sus inicios, era precisamente lo que este movimiento postula en la actualidad. Una ciencia pensada para mejorar la calidad de vida y el bienestar mental de las personas. La Primera Guerra Mundial frustró este objetivo. La necesidad de afrontar los serios trastornos provocados por este atroz conflicto, hicieron necesario un cambio de rumbo radical, nació la psicología clínica.

La popularidad de esta relativamente nueva disciplina viene, desafortunadamente acompañada por un montón de propuestas, más o menos bien intencionadas que pretenden estar bajo su paraguas. Por eso, en este artículo, quiero aclarar un poco las cosas. Explicar que es y que no es.

La psicología positiva es el estudio científico de lo que hace que la vida valga la pena ser vivida. Es una propuesta a la psicología científica y a la práctica para invertir esfuerzo también en nuestras fortalezas. Tener al menos el mismo interés en construir lo mejor de nosotros que en reparar lo peor. Ocuparse de que la vida de las personas sea plena y feliz al mismo nivel que nos preocupamos de la patología mental.

Queda muy claro que la psicología positiva no viene a sustituir a la psicología clínica. Al contrario, complementa y extiende su campo de actuación. Asumimos que lo que es bueno de esta vida no es solamente la ausencia de problemas, de lo que nos produce dolor. Todos conocemos la diferencia entre no estar deprimidos y levantarnos por la mañana con entusiasmo. La vida plena requiere algo más que una explicación basada en la no ocurrencia. Es vivir conscientemente, integrando lo malo y lo bueno como el total de nuestra experiencia vital.

positive_realism1La psicología positiva es psicología y cómo tal es una ciencia que requiere que se contrasten sus teorías con la evidencia de la experimentación. No se debe confundir con la auto-ayuda sin base científica, acercamientos pseudo-religiosos u oradores motivacionales más o menos locuaces. La psicología positiva no es una secuela de El Secreto o una versión reciclada del poder del pensamiento positivo.

Todas estas ofertas no científicas pueden sentarnos bien, no lo dudamos, pero no cuentan con el respaldo de la ciencia. No son contrastables y no ofrecen garantías. La psicología positiva propone, investiga, corrobora o descarta. Es entonces cuando lo pone en práctica.

Lo que ha sido estudiado y comprobado por la psicología positiva en los últimos años no es poco. Y no formaba parte del curriculum de la psicología hace unas pocas décadas.

Hemos aprendido que la mayoría de las personas son felices y que la felicidad es una causa y un efecto. Las personas son felices y están satisfechas y eso funciona en ambos sentidos. También hemos aprendido que la mayoría de nosotros somos resilientes, es decir capaces de afrontar mucho más de lo que pensamos a priori que podemos. La felicidad conduce a tener una vida plena en todas las esferas.

La fortaleza de nuestro carácter, la felicidad y unas buenas relaciones sociales son fantásticos protectores frente a los vaivenes de la vida. Las crisis nos fortalecen y es muy importante como se sienten aquellos que queremos, para nuestro bienestar mental.

La religión y la espiritualidad tienen importancia. Así como el trabajo siempre que nos permita una implicación y nos proporcione sentido y propósito. El dinero tiene una importancia relativa, que aumenta si nos permite hacer felices a los demás.

El “corazón” importa más que la “cabeza”. La escuela debe enseñar pensamiento crítico pero también debe incluir el compromiso y el cuidado incondicional entre sus áreas de aprendizaje.

Los buenos días tienen varias cosas en común: sentirse autónomo, competente y conectados con los demás, figuran en la parte alta de la lista. Todo esto puede enseñarse y aprenderse.

Esto último es especialmente importante ya que significa que la felicidad no es simplemente fruto de la fortuna o la genética. Hay muchas cosas que podemos hacer para tener una vida mejor. Pero, la buena vida requiere esfuerzo y constancia. No hay atajos hacia la felicidad.

2 pensamientos

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.