La música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu.
Miguel de Cervantes Saavedra
La buena música influencia directamente nuestras emociones. Por eso es una fantástica herramienta para cambiar nuestro estado de ánimo. En un interesante estudio llevado a cabo hace unos años en Finlandia, se investigó la forma en que las personas utilizan la música para controlar y mejorar su humor.
Entretenimiento. A un nivel básico proporciona estimulación, nos ayuda a pasar el tiempo, nos acompaña en un viaje, mientras leemos o navegamos por internet.
Modulador. La música nos ayuda a despertar en la mañana y en la noche nos ayuda a bajar el ritmo.
Sensaciones. La música puede proporcionarnos experiencias emocionales intensas, especialmente en directo o cuando la estamos tocando nosotros.
Distracción. La música consigue que apartemos de nuestra cabeza pensamientos indeseados, llenando el silencio.
Descarga. La música nos puede llevar a liberar emociones, abrirnos a cantar y a bailar.
Recuerdos. La música revitaliza nuestros recuerdos y nos hace viajar al pasado, rememorando momentos agradables asociados a ella.
Conexión. La música nos conecta con personas con las que compartimos emociones y experiencias.
Estas siete estrategias tienen dos objetivos principales: controlar y mejorar nuestro estado de ánimo. Una de las maravillas de la música es que puede obtener más de uno de ellos a la vez. La música animada puede conseguir que nos divirtamos, entretengamos y revitalizarnos. La música triste puede darnos intimidad, ayudarnos a pensar y a descargar nuestras emociones.
Estos resultados que presentan los investigadores finlandeses son coincidentes con estudios anteriores. Por ejemplo, la distracción puede considerarse una de las mejores estrategias para regular el estado de ánimo. Asimismo, su conexión con estados reflexivos está muy bien documentada. Nos facilita una mayor comprensión de nuestras emociones.
Una de las pocas conexiones negativas que consideran los autores es la asociación de la música triste con la rumiación, el constante examen de nuestra tristeza o enfado que, irónicamente puede llevarnos a una menor claridad.
Pero lo que confirma su estudio es que la música incrementa la comprensión de nuestros sentimientos, algo que a todos nos viene muy bien.