El silencio es el elemento en el que se forman todas las cosas grandes.
Thomas Carlyle
La neurociencia nos muestra que, para ser más productivos y creativos, necesitamos darle un descanso a nuestro cerebro. La mente tranquila es la que más ideas genera. Pero es un reto conseguir ese tiempo de desconexión en un día ajetreado. Les propongo algunas posibilidades, recogidas en la Harvard Business Review, de probada eficacia.
Meditación rápida
Las últimas investigaciones del laboratorio de Neuroimagen de la UCLA, sugieren que las personas que meditan, muestran más materia gris en determinadas regiones del cerebro, más conexiones entre las diferentes áreas y menos deterioro asociado con la edad. En otras palabras, la meditación puede hacer que tu cerebro sea más grande, más joven y más rápido. Como comenta la investigadora principal de este laboratorio, Eileen Luders: “parece ser un poderoso ejercicio mental con el potencial de cambiar la estructura física del cerebro”.
Aunque quizás una traducción más adecuada al español sería balance, se refiere a como los máximos expertos en diferentes campos estructuran sus períodos de trabajo en ciclos de no más de 90 minutos para luego tomar un descanso. Estamos diseñados para rendir y descansar. Un balance que permita renovarnos para poder retomar adecuadamente y con eficacia, la actividad que estemos desarrollando. Pulso es la forma más simple, fácil e inmediata de introducir períodos de desconexión en nuestro día.
Sueños despiertos
No se asusten. No se trata de sonambulismo. Está comprobado que caminar o correr produce una activación de nuestro cerebro que provoca que aparezcan soluciones a problema supuestamente irresolubles o ideas ingeniosas. Si nos estamos estancando en la resolución de un dilema o no se nos viene a la cabeza que artículo podría enviar a Canarias3puntocero, esta mi opción preferida para conseguirlo.
Todas estas opciones tienen en común el silencio. Dejemos que nuestro cerebro se silencie y así conseguiremos que nuestros pensamientos campen a sus anchas.