A los seres humanos nos cuestan mucho los cambios. Sí, además, éstos vienen aparentemente impuestos, todavía más. Aunque supongan una protección de nuestra salud individual y como sociedad. Nos resistimos y buscamos todas las triquiñuelas posibles para justificar no hacerlo.

Especialmente si no “vemos” a aquello que nos obliga a cambiar: al coronavirus. Un enemigo invisible pero letal, que puede llegar a ser una verdadera catástrofe si no seguimos las recomendaciones de las autoridades sanitarias.

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