Quiero comentarte algo. Me gustaría que me escucharas antes de contestar. Se que estás muy ocupado y llegas muy cansado a casa. Lo se porque me ocurre igual. Es duro. Los niños son pequeños y reclaman nuestra atención. Estamos trabajando mucho. Pero si los dos nos ponemos a ello, resultará mas fácil y nos encontraremos mejor ambos

Esta conversación puede resultarnos muy familiar. Es una conversación asertiva. A veces lo decimos, otras lo pensamos. Las dos conductas tienen unas consecuencias muy distintas.

La asertividad es la habilidad de expresar honestamente nuestra opinión, sentimientos, actitudes y derechos, sin ansiedad, y respetando los derechos de los demás.

Uno de los problemas mas comunes en comunicación personal es causado por tratar de leer la mente de los demás o que esperar que lean la nuestra. Si queremos que conozcan lo que pensamos, deberemos expresarlo. Y debemos aprender a hacerlo de forma adecuada.

A muchos de nosotros se nos ha enseñado a que debemos siempre satisfacer a los demás y no considerar nuestras necesidades por encima de las de otros. También hemos aprendido que si alguien hace o dice algo que no nos gusta, mejor es callarnos y apartarnos de esta persona.

1163454_muz-zena-hadka-manzele

Pero esta forma de actuar, llevada a los extremos, puede resultar muy frustrante y, eventualmente llevarnos a:

La mayoría de nosotros encontramos más sencillo ser asertivos en determinadas situaciones. Parece lógico. Es mucho más fácil mantenernos en nuestro lugar si tenemos que enfrentarnos a un extraño que si lo hacemos con alguien que queremos o con quien trabajamos. Lo cierto es que cuanto más estrecha es nuestra relación, más importante es ser asertivo. Serlo llevará a que seamos más respetados por los demás, nos verán como alguien que se autoestima, que tiene las ideas claras y que es capaz de defender aquello que cree correcto.

Pero antes que decidamos ser asertivos en una situación determinada, debemos valorar sus consecuencias. La conducta asertiva por lo general tiene resultados positivos pero debemos considerar que, determinadas personas, pueden reaccionar negativamente. Si planeamos ser asertivos, debemos tener en cuenta que la otra persona está acostumbrada a vernos de una forma determinada y puede confundirle cuando cambiamos nuestra forma de relacionarnos. Si tenemos suficiente confianza con la otra persona y especialmente si la queremos, puede resultar muy útil contarle lo que estamos intentando hacer. Elijamos un momento tranquilo para hacerlo.

Pero ¿cómo lo hacemos?

En primer lugar debemos concentrarnos en nuestro lenguaje corporal. Mirar a los ojos de la otra persona, sentarnos o estar de pie frente a ella, sin utilizar gestos evasivos es esencial. Un gesto serio, pero agradable además de una voz calmada y suave, ayudarán a completar nuestra forma de comunicarnos.

Utiliza el “yo” a la hora de hablar. Mantén el foco en el problema, no en la actitud de la otra persona. “Me gustaría ser capaz de contar lo que quiero sin interrupciones” en lugar de ¡siempre me estás interrumpiendo!

Utiliza hechos y propuestas, no juicios. “Debes cambiar la forma de limpiar, es mejor que utilices una bayeta en lugar de este trapo” en lugar de “esto está sucio, no tienes ni idea de cómo hacerlo”.

Expresa tus pensamientos, sentimientos y opiniones como propios. En lugar de “consigues que me ponga de mal humor” utiliza “Me pongo de mal humor”. Utiliza frases directas, claras para hacerlo. No invites a la otra persona a decir que no. ¿Podrías? en lugar de ¿no te importaría? es la forma adecuada de hacerlo.

Un truco final. Si queremos conseguir algo, la mejor forma de hacerlo es repitiendo lo que queremos, asertivamente. En psicología esto se denomina disco rayado y consiste en mantener nuestra postura ignorando la manipulación y no entrando a rebatir argumentos ilógicos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *