Cuando yo tenía 5 años, mi madre siempre me decía que la felicidad es la clave para la vida. Cuando fui a la escuela, me preguntaron qué quería ser cuando fuera grande. Escribí, –FELIZ-. Me dijeron que yo no entendía la pregunta. Les dije que ellos no entendían la vida.

Anónimo

La felicidad es una elección. Elegimos nuestra comida, nuestra ropa, nuestras amistades y, si podemos, nuestros trabajos. ¿Por qué no podemos elegir como sentirnos?

Este es quizás el principal escollo que nos encontramos para conseguir ser felices. Pensamos que no depende de nosotros. Todo lo más, sólo podemos llegar a manejar una parte de nuestras vidas, y esto condicionará nuestra felicidad.

Nos equivocamos.

No tenemos más que mirar a nuestro alrededor. Encontraremos muchas personas que, a pesar de que deberían estar muy tristes por sus condiciones vitales, han decidido sonreír a la vida ¡y les funciona!

¿Cómo lo hacen? Por supuesto que cada persona tiene su forma de timonear su vida pero aquí te vamos a proponer algunas que te darán mayor alegría y calma a tu vida diaria.

Una de nuestras mayores fuentes de felicidad nos la proporcionan las personas con las que nos relacionamos. Su apoyo, su cariño, su amor, son componentes esenciales de una vida plena. Pero la relación con los demás puede también llevarnos a descansar nuestra capacidad de elegir en otras personas. Este es un mal camino. Genera dependencia y nos hace sentir indefensos, vulnerables.

Happy

Por esto es muy importante que entendamos que las opiniones de los demás no son hechos. Y aunque pueden ser muy respetables para quien las emite, a nosotros simplemente no nos sirven.

Vivimos en un mundo de juicios, y no me refiero a los que vemos en la televisión. Me refiero a la facilidad con que cualquiera juzga la vida de otra persona o se arroga el derecho a aconsejarle sobre ella. Las opiniones de los demás pueden resultar muy útiles. Incluso nos pueden ayudar a ver las cosas desde otro punto de vista, pero somos nosotros quienes debemos decidir sobre aquello que nos atañe.

Y esto es especialmente cierto cuando se refiere a las emociones. ¡No permitas que te digan como debes sentirte! Es una decisión que debes tomar tú.

En segundo lugar, deja de pensar en el pasado y preocuparte por el futuro. Ninguno existe. Y lo único valioso del primero son los recuerdos y aprendizajes que tenemos ahora. El segundo nadie lo sabe. Quien diga lo contrario, miente.

Lo cierto es que la vida es como una montaña rusa y seremos mucho más felices si somos capaces de centrarnos en el ahora. Y ¿cómo lo podemos hacer? Pues siendo conscientes de nuestros miedos, de lo que nos limita. Comprenderlos es traerlos a la realidad, como cuando encendemos la luz en una habitación a oscuras en la que las sombras nos asustan. Sólo conociéndonos y aceptándonos, sin juzgarnos, encontraremos cual es nuestra felicidad personal. Si no corremos el peligro de estar buscando la que no es nuestra, como cuando nos ponemos unos zapatos prestados.

Una vez que conocemos nuestros miedos,  podemos dejarlos ir. Cuando volvamos a pensar en el pasado o en futuro con preocupación, podremos decirnos “Este miedo es innecesario, y me aparta de las soluciones que puedo encontrar en el momento actual”. Intentamos conseguir de un estado pasivo, de autocompasión, a un estado activo de búsqueda y exploración de alternativas que nos hagan felices.

Recuerda. Aunque escapar de nuestros miedos y dudas se ha convertido en una forma de actuar de los seres humanos, para ser verdaderamente felices debemos estar en contacto con nuestros sentimientos –los malos y los buenos-.

¡Es la única forma de sentir que estamos vivos!

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