A medida que nuestra vida se complica, nos vamos encontrando en una situación de conexión continúa. Casi veinticuatro horas al día, siete días a la semana, nuestro cerebro no parece poder parar. Esto situación deriva en el aumento, entre otros, de los trastornos del sueño.
Nuestro cerebro está sobrecargado, y no conseguimos “apagarlo” para dormir. Pero esto lo podemos cambiar, modificando algunas costumbres, y llegar a la cama con más receptividad al sueño.
Empecemos por bajar progresivamente nuestro nivel de actividad. En la actualidad estamos tan ocupados que intentamos apurar nuestro tiempo hasta el límite. Dejamos de trabajar y queremos dormirnos inmediatamente. Pero nuestro cerebro no es capaz de hacerlo. No tiene un botón de encendido y apagado que podamos apretar. Por esto es conveniente que bajemos nuestro nivel de actividad al menos una hora antes de dormir. Meditar, escuchar música relajante o darnos una relajante ducha pueden ser algunas de las opciones que hagan que nuestro cerebro entienda que debe desconectar.
No te preocupes en la cama. Es una de nuestros hábitos más extendidos cuando llegamos a la cama. Parece como si pusiésemos la cabeza en la almohada y nuestro cerebro comenzase a dar vueltas. Aparecen ideas, conflictos, cosas que nos habíamos (supuestamente) olvidado de hacer, que impiden la deseada desconexión y evitan que nos durmamos. Pero si permanecemos en la cama, con estos pensamientos nuestra mente entenderá que tiene permiso para preocuparse y no dejará de dar vueltas.
Como si de un niño pequeño se tratase, debemos enseñarle que la cama está para dormir, al menos cuando así lo decidamos claro. Por esto, cuando ocurra este proceso de activación durante más de veinte minutos, lo más aconsejable es que nos levantemos, vayamos a otra habitación y nos sentemos en penumbra hasta que el sueño nos venza
¡Contemos ovejitas! No es broma. Presentarle a nuestro cerebro un proceso que le exija concentración y que, a la vez, resulte sencillo pero incompatible con otros pensamientos, consigue el propósito que estamos buscando.
Estas y algunas otras tareas pueden ayudarnos a conciliar el sueño consiguiendo la deseada y necesaria desconexión que nos permita descansar.