Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras buscan la gran felicidad
Pearl S. Buck
¿Cuántas veces hubieses deseado tener una nueva oportunidad para poder decir o hacer las cosas de otra forma? Es como la postdata de una carta en la cual escribimos un último deseo o recordatorio. Y, en ocasiones, se merecería todo el contenido.
Lo mismo parece ocurrir en ocasiones en nuestra vida. Simplemente estamos escribiéndola, a veces sin pensar en lo que ponemos y, cuando nos damos cuenta se ha acabado. Y tratamos desesperadamente, en un último instante, de cambiarlo todo.
¿Por qué ocurre esto? Simplemente porque no estamos presentes. Pasamos gran parte de nuestro tiempo mirando hacia otro lado, hacia otro tiempo. Mientras estamos en el presente, tratamos de solucionar el pasado con la esperanza de mejorar el futuro. Y conseguimos vivir en otro momento que no es el que querríamos.
Se que puede resultar complejo, pero no lo es. Simplemente debemos ser conscientes de las veces al día que miramos hacia atrás, que pensamos en lo que hubiésemos querido hacer ese mismo día, o el anterior, o la semana que pasó, y veremos la cantidad de tiempo que perdemos.
Sin embargo, si reenfocamos nuestra energía a vivir el día a día, a cuidar nuestro presente y todo lo que eso implica, a medida que pase el tiempo la necesidad de esa última frase desaparecerá. Simplemente estaremos escribiendo el ahora, con todo lo que eso comprende.
De eso hablamos cuando nos referimos a mindfulness, una corriente dentro de la psicología más reciente, que abraza la sabiduría oriental y nos propone vivir la vida plenamente, en el momento presente. En el caso de las relaciones personales esto implica conocer como estamos al momento. Así podremos plantearnos los cambios necesarios para modificar aquello que creamos. De esta forma no dejaremos que la rutina nos lleve a ver como pasan los años, sin tomar decisiones que debíamos haber tomado mucho antes.