De acuerdo con algunos estudios, hasta el 20 por ciento de nuestros pensamientos involucran comparaciones de algún tipo.

Las personas se evalúan constantemente a sí mismas y a los demás, en respecto a su atractivo, riqueza, inteligencia o éxito.  

La teoría de la comparación social es la idea de que los individuos determinan su propio valor social y personal con base en la manera en que se comparan con los demás. 

Esta teoría fue desarrollada en 1954 por el psicólogo Leon Festinger. 

Las investigaciones posteriores han demostrado que las personas que se comparan regularmente con otros podrían encontrar así la motivación para mejorar, pero también pueden experimentar sentimientos deremordimiento, culpa e insatisfacción profunda y realizar comportamientos destructivos como mentir o padecer trastornos alimenticios.

Este tipo de comparaciones perjudiciales para nuestra salud, se ha incrementado exponencialmente con el uso de las redes sociales, en las que muchas personas buscan un espejo en que mirarse para estar bien o poder tener referencias.

Las comparaciones sociales tienen consecuencias tanto para nuestro comportamiento como para nuestro bienestar psicológico. Sin embargo, compararse con los demás en la vida real, no tiene el mismo efecto que compararse con los demás en Facebook o Instagram.

Es más fácil inventar una existencia emocionante o embellecer ciertos aspectos de las cosas en las redes sociales que en la vida real. La aparición de las redes sociales, que nos permiten compartir contenido donde siempre aparecemos de la mejor manera posible, ha llevado a muchos investigadores a considerar la posibilidad de que esto amplifique las comparaciones poco realistas. 

Las investigaciones muestran que, cuanto más tiempo pasan las personas en Facebook e Instagram, más se produce esta comparación, que se relaciona, entre otras cosas, con una menor autoestima y una mayor ansiedad. 

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Nacional de Singapur explica que estos resultados se deben al hecho de que las personas generalmente presentan información positiva sobre sí mismas en las redes sociales. A su vez, los investigadores que trabajan en Facebook observaron que cuantas más personas miraban el contenido en el que compartían aspectos positivos de sus vidas, más probable era que se compararan con los demás.

¿Por qué nos comparamos?

Solemos compararnos con los demás cuando no estamos satisfechos con nosotros mismos. Lo hacemos también por una historia personal. Si esto se fomentó en nuestra familia o entorno escolar.

En muchos casos lo hacemos por baja autoestima o por afán de perfeccionismo y nos fijamos sólo en las cualidades en las que creemos que «somos menos». Tomamos un sólo aspecto de la persona que nos comparamos y lo generalizamos, comparándolo con nuestra totalidad.

Como siempre nos comparamos con quien creemos que está mejor que nosotros, nos genera tristeza, frustración o insatisfacción. O, también, nos puede generar desprecio o ira como defensa ante estas comparaciones.

¿Qué hacer si nos comparamos mucho?

Un comentario

  1. Muy valiosas observaciones, acertadas para mejorar cada uno de nosotros y comprender nuestros comportamientos y relaciones con los demás. Gracias por tu capacidad de análisis y por los argumentos y las conclusiones tan bien justificadas.

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