Todo aprendizaje se compone de pequeños pasos, que incluyen tropiezos y fallos en el proceso.
Desde pequeños nos enseñan a conseguir resultados, pero no a ser conscientes de los pasos que tenemos que seguir para hacerlo. Esto nos provoca una sensación de incapacidad y a pensar que es nuestra torpeza, o incompetencia la que ha conseguido que fallemos.