Para liderar a la gente, camina tras ellos
Lao Tzu
Ser un líder consciente exige que, además de disponer de plaza de aparcamiento y del reconocimiento condicionado de las personas de nuestro equipo, empresa o país, desarrollemos una serie de hábitos y habilidades que nos lleven a ser el modelo que toda persona que dirige debe aspirar a ser.
Pensamientos.
La mayor forma de conocimiento es conocerte a ti mismo. Y esto implica conocer tus pensamientos. Saber si estamos en modo queja continuo o, por el contrario, estamos buscando lo positivo en las situaciones que se nos puedan presentar, forma parte ineludible de este camino.
Si nos nutrimos sistemáticamente e intencionalmente con pensamientos orientados a las soluciones, nos estaremos enviando un mensaje clave de aptitud para abordar los retos que se nos presenten. Es nuestra interpretación de una realidad la que determinará si la vemos como un reto o como un problema. El abordaje de ambas situaciones es radicalmente diferente.
Propósitos
¿Cual es tú propósito? No resulta sencillo responder a esta pregunta en un mundo orientado a la inmediatez y con poco tiempo para la reflexión y el sosiego.
Los líderes conscientes se centran en cuántas personas atienden frente a cuántas personas les prestan servicios. Sienten que uno de sus principales cometidos es ayudar a los buenos empleados a convertirse en mejores personas. Ayudan a que se construyan a sus empleados desde adentro hacia afuera, inspirando la excelencia personal y profesional.
Esto significa que las necesidades de los demás son lo primero y que el éxito del equipo es el éxito del líder. Es tu equipo quien te hace un líder consciente. Tu consciencia de pertenencia y compromiso con cada una de las personas que lo componen.
Valores.
Los valores personales del líder consciente forman parte indivisible de su desarrollo como tal. Liderar exige una alineación casi perfecta con la misión de tu empresa o con tus ideas de como conducir a un grupo de personas. O a un país.
Como líder, tu personaje debe estar arraigado en tus valores, aunque desafortunadamente no siempre es así para todos los líderes. Son sus valores únicos, no sus circunstancias o sentimientos fugaces, los que deben dictar las decisiones y comportamiento todos los días.
Son valores como excelencia, honestidad o franqueza, los que definen al líder consciente. Son conceptos que pueden ser difíciles de entender pero, una vez que conviertes esos valores en comportamientos podrás observarlos, medirlos, administrarlos y vivirlos.
Emociones.
Este es uno de los cambios importantes respecto a los modelos tradicionales de liderazgo. El control emocional o, lo que es lo mismo, saber disimular como nos sentimos consigue que el líder se distancie de su equipo, al transmitirle lejanía y frialdad.
El motivo de esta estrategia ha estado condicionado por el desconocimiento del papel de las emociones en nuestro desempeño profesional. O vital. Mientras hemos avanzado en la comprensión de las condiciones físicas, como parte de nosotros y entendido su influencia en nuestra vida, nos queda mucho camino por recorrer respecto a la integración de las emociones -y su gestión-, en los diferentes ámbitos de nuestra vida.
Desecharlas, o no ser conscientes de su papel en nuestro proceso hacia un liderazgo consciente, estaría dejando atrás una importante parte de quienes somos.