Si no estáis prevenidos ante los medios de comunicación, os harán amar al opresor y odiar al oprimido

Malcolm X

Contar lo que ha ocurrido se ha convertido, en los últimos años en una habilidad imprescindible para conseguir que quien nos escucha, ve o lee, interprete la realidad según nos interese. Han leído bien. El relato no trata de explicar objetivamente lo que ha ocurrido o lo que nos están transmitiendo. Es manipulación. Simplemente.

En este sentido a los habituales de gestión de “el relato” no les interesa ofrecernos la posibilidad de elegir entre varias opciones o alternativas, para elaborar una opinión propia. La gestión del relato es lo contrario de la promoción de la mente crítica.

Mediante la manipulación de la información, gestionando aquello que nos interesa destacar, sacando de contexto lo que otras personas dicen, recortando intervenciones en medios de comunicación o hurgando en las hemerotecas para encontrar declaraciones, imágenes o vídeos, orientamos interesadamente a nuestro publico objetivo hacia donde queremos.

Es difícil que nos podamos abstraer de sentencias grandilocuentes, de conclusiones lógicas pero falsas o de “evidencias” prefabricadas, específicamente para nosotros.

Pero estas triquiñuelas se pueden desmontar simplemente si somos conscientes de que lo son. Responden a la utilización del “sesgo de confirmación”, que lo que busca es reafirmar, con argumentos preparados para ello, lo que nosotros creemos. Por esto es muy complejo que apreciemos lo que dice una persona con la que no estamos de acuerdo, por mucho que pueda tener razón.

Simplemente lo metemos en uno de los cajones que nos han proporcionado; en base a su procedencia, etnia, orientación sexual, religión o cualquier otra etiqueta, y la convertimos en un “Ellos”.

Como hemos comentado un poco más arriba, solo con la promoción de una mente crítica, acercándonos a quienes piensan diferente a nosotros, contrastando lo que nos proponen en el relato, seremos capaces de desembarazarnos de su alienante abrazo.

No es sencillo. Pero así es como conseguiremos ser libres. Tener nuestra opinión y obrar en base a nuestras convicciones. No a unas que enlatan para nosotros.

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