Lo que está por delante de nosotros y por detrás de nosotros son tan solo pequeñeces comparado con lo que hay dentro de nosotros
Ralph Waldo Emerson
A las personas nos cuesta mucho parar. Vivimos la vida tan deprisa y sin apreciarla, que realmente no somos conscientes de lo que está ocurriendo a nuestro alrededor. O en nuestro interior.
Esto nos conduce a estar permanentemente desubicados. Con una sensación de no estar donde estamos. Como estuviésemos caminando por un sendero que no vemos.
Este modo de vida se termina convirtiendo en algo habitual, en una forma de desenvolvernos que nos hace estar poniendo parches continuamente. Hablamos de la gestión del tiempo, de las emociones, de centrarnos en lo que es importante, de dedicar tiempo a las personas que queremos… Y así nos pasa la vida. Buscando algo que no creemos tener.
Si no somos capaces de tomar la decisión de detenernos y observar. Y particularmente de hacerlo con nosotros mismos, esto se convertirá en una costumbre. Estaremos siempre pensando que la responsabilidad, la culpa, es de otra persona. Esperando que ocurra algo que nos haga sentir mejor. Esto pasa, principalmente, por adquirir la capacidad de vernos a nosotros.
Mi propuesta para hoy es que abran la mochila. Ese espacio en el cual vamos metiendo cosas en nuestra vida, nuestra mente, nuestro cerebro, y emociones, y que habitualmente nos miramos. Les aseguro que hay muchas más cosas útiles de lo que pueden pensar. También muchas inútiles, de las que deshacernos. Es un trabajo que nos toca a cada uno de nosotros. Una reflexión sincera, desde la aceptación, de quienes somos. Como si estuviéramos preparando una maleta para un viaje. Una que nos permita ir ligeros, y que deje espacio para todo aquello que vayamos aprendiendo.