Si en un principio, la idea no es absurda, entonces no hay esperanza para ella.
Albert Einstein
¿Quién no se ha quedado fascinado con una creación artística o con una propuesta sencilla que nos facilita la vida? Un plato sorprendente y rompedor, un vino diferente o una nueva forma de abrir las puertas automáticas, pueden ser algunas de las cosas que nos hacen ver las cosas de otra manera. Y, en ocasiones, preguntarnos como no se nos había ocurrido a nosotros.
Intuición, comparación, trabajo, analogías … las ideas que tenemos o tienen otros, y como surgen han sido una continua fuente de estudio de la psicología. Nos fascina observar como hay personas que tienen una capacidad especial para ser originales y nos sorprenden con sus creaciones o propuestas.
Tendemos a pensar que las mentes creativas son otra especie -los llamamos genios-, que tienen repentinos ataques de inspiración u ocurrencias. No deja de ser una magnífica forma de apartarnos de este camino que no parece estar hecho para nosotros. Y nos quedamos ahí. No somos creativos, nos decimos.
Pero esto no es así. El primer paso precisamente para el surgimiento de ideas o de la creatividad es creérselo. Puede parecer de Perogrullo afirmarlo así. Pero todas las personas podemos tener ideas, si queremos. Es como la lotería. Nunca nos tocará si no compramos un boleto.
Una vez establecido este punto de partida, una teoría de contrastada reputación sostiene que la clave de la creatividad está en la capacidad de hacer analogías. Y cuanto más alejadas mejor. Aquello de: ¿en que se parecen una hormiga y un elefante?, parece ser un buen comienzo para el proceso de aparición de ideas. Nos obliga a salirnos de nuestra “zona de confort” y recorrer caminos imaginativos. Las personas creativas están constantemente conectando viejos conocimientos y experiencias a nuevas situaciones. La historia de los inventos está llena de ejemplos de este tipo de pensamiento.
Otro componente esencial de nuestras nuevas ideas es el pensamiento lateral. La capacidad que podamos tener de evaluar situaciones comunes con una nueva forma de verlas. La idea central es que la tendencia a seguir un patrón natural o habitual de pensamiento limita las posibilidades. El pensamiento lateral permite cambiar este patrón rígido, lo que facilita obtener ideas mucho más innovadoras. Los caminos alternativos o desacostumbrados, permiten la resolución de los problemas de forma indirecta y con un enfoque creativo.
Si seguimos con las diferentes propuestas que los investigadores han planteado encontraremos, seguro, muchas más. Algunas como variaciones de las dos anteriores, otras realmente novedosas.
Pero hay otros aspectos que son centrales al proceso de la creatividad, y que no se encuentran asociados exclusivamente a los procesos que provocan que ésta aparezca. No por ello son menos importantes de considerar.
Las nuevas ideas pueden ser bloqueadas por nuestro ego. Si nos lo creemos o estamos preocupados por nuestros sentimientos de inferioridad, nuestras ideas no saldrán afuera. Es sencillo. No somos capaces de ver más allá de nuestras narices. ¿Cómo vamos a esperar poder ser creativos u ocurrentes?
Otro aspecto que parece central a la creatividad es el foco. Me explico. Aunque hemos dicho anteriormente que ésta se potencia por el pensamiento lateral o por ideas peregrinas, es necesario que mantengamos nuestra mente centrada en el aquí y ahora. Sólo esto nos permitirá observar lo que pasa por nuestra cabeza, sin juzgarlo. Y quien sabe si uno de estos pensamientos que otrora bloqueábamos, resulta en algo especial.
Las nuevas ideas surgen de la exploración. Y no hay mejor lugar para explorar que nuestra propia experiencia interna. Puede resultar algo paradójico. Pero lo nuevo viene de nuestro interior. Sólo debemos ser capaces de abrir la puerta adecuada.
Y dejarla abierta, claro.
como abrir esa puerta?
A mi me sirve la meditación julieth.
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