Prometemos según nuestras esperanzas y cumplimos según nuestros temores

François De La Rochefoucauld

Cuando nos proponemos algo, queremos contarlo. Al menos cuando se trata de actividades relevantes. La idea que puede subyacer a esta necesidad puede ser doble. Por un lado, sentirnos más obligados a ello y, por otro lado, la aparente necesidad que parecemos tener de teatralizar aquello nuestras acciones. En el fondo vamos a cambiar, y eso puede resultar algo muy atractivo para los demás. O eso pensamos.

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Pero, curiosamente, parece ser que comunicar al mundo nuestras intenciones puede tener el efecto contrario. Esto es lo que arroja una interesante investigación llevada a cabo por Peter Gollwitzer. En su estudio, comprueba que nos sentimos más cerca de nuestros objetivos cuando estos son relevantes para nuestra identidad (correr un maratón, empezar una carrera universitaria o bajar de peso) y los comunicamos socialmente. Basándose en este trabajo, Gollwitzer hipotetiza como si conseguimos que los demás se den cuenta de nuestros proyectos, nos da la sensación de que ya estamos más cerca de conseguirlos, a pesar de no haber tomado ni una sola acción en esa dirección. Compartir con los demás nuestros proyectos de cambio puede disminuir nuestro esfuerzo por conseguirlo.

Este reconocimiento social no solo puede llevarnos a esta disminución. De hecho puede conducirnos a pensar que ya lo hemos obtenido. En una serie de estudios realizados por Gollwitzer con estudiantes de Derecho, a un grupo se les proponía compartir sus planes con los demás, mientras que otro grupo hacía una tarea irrelevante y no contaba nada de sus proyectos.

Posteriormente a los dos grupos, el que había contado sus objetivos y al que no lo había hecho (aunque los tenían), se les preguntó como se sentían. Los “habladores”, por amplia mayoría, se veían habiendo conseguido su sueño, ¡casi como abogados en ejercicio ya!

Podemos imaginar que si ya se veían en la meta, las intenciones de seguir entrenando, en este caso estudiando, para conseguirlo, se atenuaban.

La pregunta que queda en el aire tras estos estudios es si todos aquellos que nos contaron lo que iban a hacer realmente se creerán que ya lo han hecho.

Así podríamos entender algunas cosas.

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