Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.
Jorge Luis Borges

Si nos preguntan cuál es la última película que hizo Paul Newman o cuántos libros escribió Jorge Luis Borges, ¿qué haremos? Pues es mucho más probable que pensemos en como buscarlo en internet en nuestro móvil, ordenador o tableta, que intentemos acordarnos de las películas que hizo uno o los libros que escribió el otro. Es decir, ¿para qué? ¡Tenemos Google!

¿Y nuestra memoria? ¿Ya no sirve? Pues bien, esto es lo que se preguntan un grupo de investigadores de diferentes universidades americanas en una interesante investigación llevada a cabo recientemente y que recoge United Academics.

Como estos “motores de búsqueda” han modificado la forma en que utilizamos nuestra memoria, su hipótesis trataba de comprobar si, una vez que accedíamos a la información, codificábamos en nuestro cerebro el lugar en donde la habíamos encontrado más que la información en sí.

Los resultados confirmaron que olvidamos la información cuando confiamos en que podemos encontrarla con facilidad en la red. De hecho, somos más hábiles a la hora de recordar donde encontrar la información que necesitamos que el resultado de la misma. B. Sparrow, una de las investigadoras, comenta que Internet se ha convertido en una especia de memoria primaria externa.  La denominan memoria transactiva, búsquedas externas que no tenemos en nuestro cerebro pero que sabemos dónde y cuándo encontrarlas.

Los autores concluyen en su artículo que puede que esta dependencia que sentimos de nuestros dispositivos puede ser nada más que nostalgia. Somos dependientes de ellos, en cuanto a la información que nos proporcionan, en el mismo grado que el conocimiento que adquirimos de nuestros amigos o de nuestros maestros. Conocimiento que perderemos, en cierta forma, si perdemos el contacto con ello. Debemos estar conectados para saber lo que Google sabe.

Su reflexión final, sin embargo, no deja de ser inquietante.

Comentan que “perder nuestra conexión a internet se está pareciendo cada vez más a la experiencia de perder a un amigo o amiga”.

No sé a ustedes, pero a mí me da escalofríos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *