Puedo enseñarle a cualquier persona cómo conseguir lo que quiere en la vida. El problema es que no puedo encontrar a quien pueda decirme qué es lo que quiere.
Mark Twain

Estamos programados para reaccionar. El modelo de mundo en el que nos desenvolvemos, nos lleva a esto continuamente. Prácticamente todo lo que se construye a nuestro alrededor está diseñado para que «contestemos». Y cuanto más automática sea esa respuesta o reacción que tenemos, mejor.

Pensemos. Nos ocurre a diario. Vemos u oímos las noticias, y nos enfadamos, entristecemos o alegramos, según sean. Paradójicamente no es la noticia la que nos activa emocionalmente. Lo hace la forma en la que nos la presentan. ¿Les suena a algo? Si, es manipulación. Sin duda.

Pensemos en otro ejemplo. Lo llevamos en nuestros bolsillos o bolsos. El teléfono móvil o celular, que es una máquina fascinante, nos conduce continuamente a responder. Y, también paradójicamente, no al teléfono, sino a la multitud de notificaciones, propuestas, propaganda, anuncios, con los que viene. De hecho, hace tiempo que no entiendo como a este dispositivo se le sigue denominando «teléfono».

Son dos ejemplos de lo que quería plantearles desde este espacio que me brindan en Ylife. De como estamos respondiendo continuamente a lo que nos rodea, con lo que nos bombardean, buscando nuestra respuesta. En la forma que sea.

Lo malo de este proceso es que nos aleja de nosotros mismos. Nos hace definirnos en base a la multitud de -micro o macro-, reacciones que nos provocan. No tenemos tiempo para hacer otra cosa.

Por esto lo que les propongo, es algo diferente. Se fundamenta en el autoconocimiento. En la consciencia sobre nosotros mismos. Esto se consigue desde la aceptación. Y con el manejo del silencio y la observación. En mindfulness se denomina la «pausa contemplativa», y consiste en apreciar lo que transcurre a nuestro alrededor -o más lejos- y, entonces, decidir si actuamos o no. Si realmente merece nuestro esfuerzo o implicación o, simplemente, elegimos no pemtirle entrar en nuestro espacio. Una forma de dejar ir, sin realmente dejar que llegue.

Actuar -frente a reaccionar-, nos conecta con nosotros. Consigue que vayamos entendiendo quienes somos, decidiendo a que causas, propuestas, etc … prestamos nuestra atención y dedicación. Nos ayuda a conocernos, fomentando nuestro criterio propio.

Actuar, en definitiva, se sostiene en la auto aceptación. La base de una vida plena y feliz. La decisión depende de nosotros mismos. Así de sencillo.

Artículo originalmente publicado en Ylife. Aquí lo pueden encontrar.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *