Al calor de las fiestas navideñas nos proponemos un montón de nuevos proyectos. La mayoría de nosotros los dejamos en eso, proyectos. Pero si decidimos acometerlos, sería conveniente que tengamos en cuenta varias cuestiones.
Desde un punto de vista estadístico, son muchos los estudios que han medido el grado de consecución que tienen estas buenas intenciones que nos planteamos a principio de año. Y prácticamente todos concluyen en que nueve de cada diez propósitos no se consiguen. Y, lo que es aún peor, estos incumplimientos pueden conllevar un efecto boomerang, y tener un importante efecto en nuestra autoestima e incluso desembocar en depresión por la frustración de no haber conseguido aquello que nos habíamos propuesto.
En primer lugar debemos considerar el grado de compromiso personal que supone este proyecto para nosotros. Es decir ¿hasta que punto lo sentimos como algo nuestro? ¿O solo es algo que hemos visto que muchos deciden hacer (dejar de fumar, hacer más ejercicio, leer más, etc) y nos gustaría imitarles? Plantearnos esto en primera instancia facilitará enormemente el diseño personalizado de nuestro cambio, lo que constituye el pilar fundamental para poder abordarlo con ciertas garantías.
¿Cómo podemos conseguir nuestros propósitos entonces?
La revista Time nos proporciona cinco útiles consejos que nos pueden ayudar a hacerlo.
Limita tus promesas. Se trata de reducir a pocas metas aquello que queramos conseguir. Es muy atractivo intentar una especie de “cura de salud”, por ejemplo. Dejar de fumar, comer más sano e ir al gimnasio. Pero es mucho más realista (y productivo), secuenciar estos propósitos, escalonándolos.
Escríbelos. Es muy importante vivir esta auto-propuesta como un contrato. Resulta muy útil y ayuda a desmenuzar nuestro cambio. No tengamos miedo de incluir muchas cláusulas. Si, además, las ordenamos, mejor.
Implica a alguien. Bien sea tu pareja o un buen amigo, procurar un “auditor externo”, para nuestras metas resulta de gran ayuda. Sentirse acompañado e, incluso, supervisado, aumenta la probabilidad de éxito de nuestra empresa personal. Ahora si, debemos ser conscientes que la responsabilidad es nuestra y no descargarla en nuestro coach amateur.
Hazlo a tu manera. Se ha comprobado que, a pesar de que la motivación es muy importante, cuando queremos conseguir un cambio duradero, no es suficiente. Debemos programar nuestros pasos con cuidado y asumiendo que tendremos muchas tentaciones para saltarnos los pasos programados en un determinado momento. Una buena táctica para esto es incorporar obstáculos. Si queremos dejar de picar entre comidas, no tengamos nada en casa que nos lo pueda facilitar. Si queremos gastar menos, dejemos nuestra tarjeta de crédito en casa.
Espera recaer. Es uno de los aspectos más complicados de superar. Nos hemos propuesto comer mejor y evitar la bollería industrial. Lo estamos consiguiendo, llevamos dos semanas sin probar un dulce y ¡zas!, nos zampamos, casi sin darnos cuenta un donut en el desayuno.
Si somos conscientes que esto puede ocurrir conseguiremos interpretarlo como lo que es, un tropiezo, y no como una ruptura total de nuestro compromiso.
Por supuesto que estos consejos no garantizan que consigamos el cambio que nos hemos propuesto. Pero ayudan mucho.
Busquemos nuestro cambio individual, olvidemos las modas, adaptémoslo a nuestra realidad y tendremos muchas más probabilidades de llegar a él.








