La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados.
Groucho Marx
Hace unos días escuche, como un expresidente de nuestro país, aludía al termino psicopolítica, para criticar los modos de actuación de uno de los nuevos partidos políticos de la escena estatal. Hacía tiempo que no escuchaba el termino. Me sorprendió también el uso torticero que le daba a la utilización de la psicología para llegar a convencer a los votantes de que apoyen a uno o a otro en los comicios electorales.
Esto no es nuevo por supuesto.
El filósofo Byung-Chul Han, define la psicopolítica como un poder inteligente, sutil y silencioso, que es capaz de penetrar en nuestra psique para explotarla y controlarla sin que nos demos cuenta, seduciéndonos incluso para que colaboremos con ella voluntariamente. La psicopolítica es, según Han, aquel sistema de dominación que, en lugar de emplear el poder opresor, utiliza un poder seductor, inteligente, que consigue que los hombres se sometan por sí mismos al entramado de dominación. En este sistema, el sujeto sometido no es consciente de su sometimiento. La eficacia del psicopoder radica en que el individuo se cree libre, cuando en realidad es el sistema el que está explotando su libertad.
La psicopolítica se apodera de los datos que los individuos le entregan de forma efusiva y voluntaria. Esto permite hacer pronósticos sobre el comportamiento de las personas y condicionarlas. La expresión libre y lo que se difunde por la red se convierten en control y vigilancia totales, conduciendo a una auténtica crisis de la libertad. Según Byung-Chul Han, este poder inteligente podría detectar incluso patrones de comportamiento del inconsciente colectivo que otorgarían a la psicopolítica un control ilimitado.
Así pues, y como en todas las actuaciones provenientes del conocimiento humano, la psicología puede tener un uso manipulador y negativo, como el que analiza Han que, por cierto, lo asocia al capitalismo neoliberal. Y otro uso, positivo, que apuesta firmemente por el crecimiento personal como la vía más humana para la convivencia entre los seres humanos.