El viaje de cada persona es individual. Si te enamoras de un hombre, pues te enamoras de un hombre. El hecho de que muchas personas lo consideren una enfermedad dice más sobre ellas que sobre la homosexualidad.
Gore Vidal
Quizás debiera comenzar este artículo de hoy disculpándome. La contribución de diferentes sistemas de diagnóstico en salud mental, a que la homosexualidad fuese considerada un trastorno o una enfermedad, no es algo lejano. Hace relativamente pocos años que salió de estas clasificaciones. Por lo tanto, creo que desde nuestra profesión, tenemos la obligación de ser rotundamente claros al decirlo: la orientación sexual no se cura. No es un trastorno.
El daño que ha producido -y sigue produciendo-, a muchísimas personas el considerarse “defectuosos”, por no tener la orientación sexual qué se supone deberían tener, es inmenso. Esto sí hacemos esta consideración en países en los que no está prohibido y penado.
En la consulta psicológica si encontramos personas que han vivido una historia de rechazo e incomprensión, empezando desde su propia familia, amistades o trabajo, al dar a conocer sus preferencias sexuales.
Y, es que, ya desde el principio esto tiene un relato triste. Simbolizamos la “salida del armario”, con un momento liberador, duro y de afirmación de la propia identidad. En cierta forma, un logro que marca un antes y un después en la vida de cualquier persona.
Pero olvidamos algo importante ¿Cuánto tiempo lleva viviendo esta persona en la oscuridad de ese imaginario armario?¿Cuáles son las consecuencias psicológicas de ese período -más o menos largo-, de negación de uno o de una misma? Las respuestas a estas preguntas son tantas como historias personales. Desde quien ha perdido a su familia al hacerlo, hasta quién fue recibido con comprensión, respeto y amor. Una interminable lista de posibilidades con personas que sufren, simplemente, por el rechazo o el miedo a ser rechazado, por quienes son.
Termino reiterando mis disculpas por los tiempos oscuros en que mi profesión dio cabida a charlatanes que pretendían curar lo que no es, ni un trastorno, ni una enfermedad.
Gracias por este estupendo post, es cierto que lo que importa de verdad es el amor y el respeto por los demás sin importar quien ame y a quien se ame, no se puede imponer una forma al amor e igual que no se le puede presionar.