El amor es como una guerra, fácil de iniciar, difícil de terminar, imposible de olvidar
Henry Louis Mencken
Tratar de olvidar a un amor resulta muy difícil para la mayoría de las personas. Y puede ser debido a muchos factores. La mayoría de ellos ni siquiera somos conscientes de estarlos sufriendo. La memoria nos puede jugar malas pasadas y hacernos recordar la relación, como la admiraban nuestros amigos o los buenos momentos que pasamos juntos.
Sufrimos porque sabemos que el pasado se fue y no puede ser cambiado. Pero si hay algo que podemos hacer es la cambiar la forma en que pensamos en él. Imaginemos que al año siguiente conocemos a alguien nuevo de quien te enamoras, perdidamente. Inevitablemente, comparas, y descubres que ahora eres más feliz que en el pasado. ¿Qué ha ocurrido?
Cuando terminamos una relación lo hacemos por razones más o menos claras. En principio. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo se produce un curioso fenómeno. Comenzamos a arrepentirnos, a recordar selectivamente los buenos momentos y vamos atenuando, progresivamente, los malos.
El pasado nos viene a la cabeza una y otra vez y además no conseguimos ver un buen futuro. Empezamos a pensar que nunca volveremos a encontrar al amor de nuestra vida. ¡Zas! Ya estamos pillados. Entre la melancolía y el miedo a lo que está por venir, caemos en la trampa más común de nuestra vida occidental ¡Nos olvidamos de vivir el presente! Esto nos hace muy infelices.
Esta forma de pensar nos arroja de lleno en la inseguridad. Inevitablemente pensamos que ha sido culpa nuestra lo que ocurrió y que en el futuro pasará lo mismo. No somos capaces de mantener una relación, nos decimos. La idealización de nuestra expareja se agrava si mantenemos un cierto contacto. Volvemos a ver a la persona que nos enamoró. Pero olvidamos que también es la persona con la que éramos incapaces de convivir. Caemos de nuevo en la selectividad de nuestra memoria.
¿Qué podemos hacer?
Como cualquier otro cambio, romper un hábito que puede haber durado años, puede ser tan difícil como dejar una adicción. Requiere aceptación y una gran dosis de auto-control.
El pasado no podemos modificarlo, pero si es cierto que podemos recordar (si es necesario con la ayuda de un buen amigo o amiga) porque esa “relación ideal” se acabó. Esta es una primera opción.
Una segunda, y se que es la más clásica, es sustituir el no quiero recordar con un nuevo no me lo quiero perder. Es cierto que esta segunda exige buenas dosis de presente para no caer en las comparaciones o en la autocompasión compartida.
Una tercer opción, y es la más que me gusta es, cuídate. Bien sea empezar en un gimnasio, apuntarte a un grupo de senderismo o ir a la peluquería, es la mejor forma de dejar de lamentarte por lo que has perdido y empezar a pensar en lo que se ha perdido el otro.
Cuidado con el Oso Polar. Hay una forma segura de no conseguir olvidar a alguien. Pensar en ella. Los psicólogos denominamos a este curioso efecto “el oso polar”. Si tratamos de no pensar en algo, salta inmediatamente a nuestra primera línea. Y los esfuerzos que hagamos para que no ocurra conseguirán el efecto contrario.
Como se habrán dado cuenta de lo que les propongo en el artículo de hoy, todo se puede reducir a cambio. Si nos embarcamos en un nuevo proyecto, de forma consciente, de construcción de nuestra vida, nos iremos alejando progresivamente de estos pensamientos recurrentes que nos asaltan a la primera de cambio. Esto no significa que, vez en cuando, recordemos buenos momentos, pero lo haremos de forma positiva, no deseando que vuelvan, sino agradeciendo que hayan ocurrido.
6 respuestas
Fantástico … Esa es la actitud para todo el lamentar no lleva a ningún sitio hay q seguir adelante muy bueno el leer artículos así me encantan .
Gracias!!
tienes toda la razón y las recomendaciones estan super… hay que acatarlas
Gracias!!
YO quiero olvidar pero justo cuando estoy haciendo mi mayor esfuerzo la otra persona llama nuevamente…… exelente articulo Gracias