La adicción a sustancias no puede reducirse a la consideración de una enfermedad mental
En los últimos años el enfoque, exclusivamente biologicista, de la adicción como una enfermedad mental, se ha hecho fuerte, minimizando la contribución de muchos otros factores a su aparición, mantenimiento o desaparición.
Este enfoque reduccionista, que recoge en un recomendable artículo el profesor Elisardo Becoña, ha sido potenciado por intereses que poco tienen que ver con la salud. En esta traducción de una carta, publicada en Nature por Derek Helm, y firmada por otros 94 investigadores en este campo, se resume esta preocupación:
La adicción a sustancias no puede separarse de sus contextos sociales, psicológicos, culturales, políticos o ambientales. No es solo un mal funcionamiento cerebral. Este estrecho punto de vista no tiene en consideración el enorme impacto que las circunstancias y elecciones que hacen las personas, tienen en la conducta adictiva. Trivializa los pensamientos, emociones y comportamientos de adictos actuales o de quienes lo fueron.
Asimismo, empequeñece el efecto significativo que las campañas de salud pública y la legislación ejercen en el abuso de sustancias.
La adicción es demasiado compleja para ser abordada solamente desde una perspectiva médica. Se requiere un abordaje basado en diversos niveles de análisis.
Nature507,40(06 March 2014)
La necesidad de entender este origen y mantenimiento multicausal es imprescindible para asegurar un trabajo eficiente y efectivo en este campo. En anteriores posts, hemos desarrollado esta idea, que también hemos compartido en el prestigioso blog Psicología y Mente.