No intentes curar el mal por medio del mal.
Heródoto de Halicarnaso
A los seres humanos no es necesario buscar culpables. Estamos programados culturalmente para ello. Diría que necesitamos hacerlo para poder desembarazarnos de nuestra posible responsabilidad o dolor. Una vez expresamos nuestra opinión sobre quién es el culpable, nos quedamos tranquilos y, simplemente, olvidamos.
Es lo que ha ocurrido en el caso de Laura. Una mujer que salía a correr, que había ido a vivir sola a un pueblo para ganarse la vida enseñando. Y que fue objeto de un crimen cometido por un hombre. Hasta aquí creo que podemos estar todos y todas, de acuerdo ¿verdad?.
Las cosas se complican cuando al relato objetivo de lo ocurrido, se le añaden opiniones, creencias, juicios, sesgos y … política. Voy a hacer un esfuerzo de síntesis, sabiendo la complejidad que esto implica.
Es aquí cuando nos encontramos quién piensa que la solución es punitiva. Que al asesino confeso de Laura debería aplicársele todo el peso de la ley. Y si la ley no pesa lo suficiente, debería hacerse que fuera aún mas pesada. En este punto -el de lo punitivo-, encontramos diferentes derivaciones producto de la rabia del momento o de la cercanía que nos pueda hacer sentir la víctima. Es comprensible. El sufrimiento debe escaparse por algún sitio.
En el otro lado, aparentemente, están quienes piensan que esto es producto de la falta de aplicación ¡de otra ley! En este caso la de violencia de género que, supuestamente, está pensada para proteger a las mujeres de las agresiones de los hombres, resumiendo. Se infiere que, si las medidas que plantea esta ley estuviesen siendo aplicadas adecuadamente, tragedias como éstas, no ocurrirían. O lo harían en mucha menor medida. También es comprensible. Además de la necesaria búsqueda de culpables, los seres humanos, necesitamos encontrar razones para lo que nos causa tanto dolor.
Estos dos puntos de vista que parecen contraponerse, sin embargo, no están tan alejados. Ambos creen que la solución tiene que ver con el castigo al perpetrador del crimen. Y, coincidiendo con que esto es así, que quien comete un delito, debe sufrir las consecuencias de lo que ha hecho, no nos va a devolver a quien le ha sido arrebatada la vida. Esta realidad no se puede revertir con ninguna ley.
Nos queda mucho trabajo por hacer, entre otros a los profesionales de la salud mental y de la educación, además de a quienes tienen responsabilidades políticas.
La pregunta no es quien mató a Laura. Eso ya lo sabemos. Nos queda la difícil tarea de evitar que maten a más mujeres.