Esta versión canaria de échale un vistazo, es una petición a otra persona para que esté atenta, generalmente, a varias cosas. Puede ser a nuestra toalla en la playa cuando vamos a nadar o en el coche cuando el tráfico está complicado. Esta acción o conjunto de acciones es algo enormemente complejo que, por lo general, implica a varios de nuestros sentidos.
La atención es una de las áreas de estudio más fascinantes de la psicología cognitiva. Desde que nacemos, estamos constantemente cambiando y enfocándola de muchas formas diferentes. Vivimos rodeados de multitud de estímulos en los que centrar nuestros sentidos. La forma en que lo hacemos, y los diferentes niveles que utilizamos, compone una buena parte del estudio de la psicología de la percepción.
Generalmente nuestra atención se balancea.
La principal razón por la que esto ocurre es que la mayoría de los humanos tenemos cinco sentidos que están en constante competencia. La comida sería un fantástico ejemplo de esto. ¡Comes con los ojos!, una expresión muy común que nos transmite la importancia de otras cualidades de la comida además de su sabor. Su olor, la presentación del plato, el crepitar de un sofrito en la sartén, aderezado por una buena música y un buen vino …….. ¡ya se me fue la atención a otra cosa!
Lo que pretendía exponer era como la atención tiene que lidiar en muchas ocasiones con una auténtica sinfonía de información sensitiva para componer una situación y poder evaluarla.
En muchas ocasiones, cuando somos conscientes, somos capaces de focalizar nuestra atención en una algo concreto, o en una característica determinada de una situación. Podemos cerrar los ojos si queremos apreciar el aroma, o bien intentar centrar nuestra atención en la información que proviene de uno o varios de nuestros sentidos, para evaluar una situación determinada.
Lo más relevante de la atención y de nuestra capacidad para focalizarla en algo determinado, es que se consigue con entrenamiento. No tenemos más que recordar el proceso de aprender a conducir y como ahora conseguimos focalizar tras entrenarnos, nuestra atención en aquello que es relevante en un momento particular, un perro que atraviesa la calle o una lluvia inesperada.
La habilidad que tengamos para centrar nuestra atención determinará nuestra habilidad para abordar tareas más o menos complejas. En el fondo todo depende de aquello que queramos obtener de la experiencia en particular.
Estar atento, consciente, implica estar vivo, apreciar lo que nos rodea y sentirlo. ¿Alguien da más?