El odio es un borracho al fondo de una taberna, que constantemente renueva su sed con la bebida.
Charles Baudelaire
El discurso del odio es algo contagioso. Es como una enfermedad que poco poco se convierte en epidemia, que puede llegar a causar serios problemas en una sociedad. Puede llegar a cambiarla. Que puede conseguir convertirla en algo terrorífico.
Explotar el odio al diferente es algo básico, primario, porque está apoyado en el miedo. Utiliza ese instinto de protección que todos tenemos, para señalar a lo diferente, para crear un clima que favorezca la división entre las personas. Para ello, basta con agitar las emociones y los sentimientos Y hacernos ver qué los Que tienen la culpa de nuestra desdicha, son los otros.
Como hemos dicho es algo primario, animal, algo que conseguía que todo lo diferente se viviera como una amenaza. Este discurso del odio no tiene nada que ver con la civilización.
Una sociedad civilizada había aprendido a proteger a los más débiles, a respetar las diferencias, a entender que otras personas podían no pensar o vivir como nosotros.
Esto, desgraciadamente, está en cuestión en la actualidad. Basta con que personas sin escrúpulos vuelvan a manipular cifras, fotos o videos, para conseguir que todo lo conseguido hasta ahora, esté en peligro.
No es algo nuevo, ya ha ocurrido antes. En nuestro país, y en Europa no hace demasiado tiempo. La orientación sexual, las creencias, la procedencia … nos vuelven a llevar a las cavernas ideológicas totalitarias y excluyentes.
Toca volver a reivindicar la mente crítica, la que nos ayuda a cuestionar cualquier planteamiento que pretenda etiquetar, apartar o expulsar a personas por sus características raciales, religiosas o de identidad u orientación sexual.
Son mentiras. Nada más que eso. Que, a base de repetirlas, van arañando adeptos en los insatisfechos, los desfavorecidos o los ignorantes. Es pura manipulación de las masas. Muy peligrosa y fundamentada en el odio. Un odio que viene de no gustarnos a nosotros mismos y por eso proyectar esa insatisfacción hacia lo diferente.
Esto sí son decisiones individuales, a veces muy duras para defender, pero necesarias. Se fundamentan en el respeto. Solo eso.