De acuerdo a la hipótesis de Pollyanna, la mayoría de la gente, sin importar sus antecedentes culturales y sociolingüísticos, hacen un mayor uso de palabras de connotación positiva que de connotación negativa, como parte del camino en búsqueda de la felicidad a lo largo de sus vidas.
Dicha hipótesis establecida en un estudio de la Universidad de Illinois en el año 1969, nunca había sido suficientemente comprobada. Hasta ahora. Sin embargo, un estudio reciente de la Universidad de Vermont ha añadido nuevos antecedentes a esta idea. Un equipo de investigadores creó una extensa base de datos de los lenguajes existentes alrededor del mundo, descubriendo una clara relación entre éstos y el uso de palabras o conceptos positivos.
¿Qué significa esto? Los investigadores de la Universidad de Vermont proporcionaron 100.000 palabras de uso frecuente en 10 lenguajes distintos, y pidieron a hablantes nativos de cada lengua evaluar cada palabra para asignar su nivel de felicidad. El equipo investigador recolectó cerca de 5 millones de respuestas individuales y concluyeron que “las palabras, los átomos del lenguaje humano, contienen un espectro emocional con un sesgo positivo universal”.
Pero no todos los lenguajes fueron creados de la misma manera. Algunos lenguajes tienen mayores niveles de felicidad que otros. Mientras que el español, portugués e inglés lideran el ranking de los lenguajes más felices; el chino lidera la lista como el lenguaje con el menor sesgo de palabras positivas.