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De como perdemos el tiempo y luego nos lamentamos
Todos nos distraemos de vez en cuando y nos vemos corriendo para terminar una tarea que tenemos que entregar o un examen que tenemos que estudiar.
Hasta hace relativamente poco tiempo, la televisión era la reina de los motivos para perder el tiempo ¡Nos enganchábamos a cualquier programa de la tele durante un tiempo del que no disponíamos!.
En psicología a esto se le denomina “procastinar” (o procrastinar), y consiste en pocas palabras, en el hábito de aplazar las cosas que deberíamos hacer, enredándonos en tareas menos importantes.
Estas distracciones son tan poderosas porque nos permiten evadirnos de lo que no tenemos ganas de hacer.
Para entendernos, mi madre lo llama “bobiar”.
Todos procrastinamos de vez en cuando (¡algunos más que otros!), pero evitarlo no es tan sencillo como reconocerlo.
Una de las razones básicas por las que nos distraemos tanto es porque hacer pequeñas cosas que nos proporcionen una satisfacción inmediata es más atractivo que hacer algo que sabemos que nos recompensará en el futuro, incluso mucho más.
¿Cómo puedo evitarlo?
Redefine la tarea. A menudo hacemos una “fotografía” general de la tarea que tenemos que abordar y se nos viene encima como una losa. Dividir la misma en pequeñas etapas puede ser una buena estrategia para ir consiguiendo objetivos. Entre etapa y etapa podemos incluir pequeñas distracciones programadas.
Evita las tentaciones. Estemos en el espacio adecuado. Un lugar que refuerce el trabajo y evite las tentaciones. Una buena idea puede ser desconectar internet o apagar el móvil, para empezar.
Organízate. La procastinación aparece cuando hacemos una parada. Necesitamos un libro, tenemos sed o cualquier otra cosa que no preveíamos, nos puede hacer salir de nuestra tarea. Tengamos a mano aquello que necesitamos.
Y por último no perdamos el tiempo lamentándonos de lo que no hemos hecho, esa es otra forma de procastinar o ¡de bobiar!.
Aceptémoslo y ¡en marcha! Les espero el próximo jueves.