Los cambios que nos hemos propueso pueden quedarse en únicamente buenos propósitos que no se cumplen o podemos intentar realmente conseguirlos.
Establecer metas realistas y accesibles más que una gran batería de grandes propósitos, puede ser la clave para producir el cambio deseado. La Asociación de Psicología Americana (APA, 2007) nos propone cinco claves para nuestros propósitos:
Comencemos poco a poco. Planteémonos objetivos que realmente podamos alcanzar. Si queremos hacer más ejercicio, empecemos con tres días a la semana en lugar todos los días. Si queremos comer más saludable, introduzcamos cambios poco a poco en nuestros hábitos (fruta o yogur como postre, por ejemplo)
Cambiemos una conducta a la vez. Si nuestros hábitos se han consolidado a lo largo del tiempo, quizás no sería una mala idea, a la hora de reemplazarlos, hacerlo poco a poco. Si intentamos cambiar todo a la vez introduciremos un factor, la ansiedad, incompatible con la satisfacción que nos debe proporcionar conseguir un objetivo realista.
Compartamos nuestros pasos. A medida que vayamos consiguiendo nuestros objetivos, compartirlo con la familia, amigos o incluso un grupo de apoyo nos brindará una motivación extra y nos facilitará avanzar hacia los siguientes escalones que nos propusiéramos.
No nos castiguemos. La perfección es inalcanzable. Pequeños tropiezos en el camino de la consecución de nuestro cambio es algo normal e incluso necesario. Si nos saltamos la dieta o no vamos al gimnasio un día, no tiremos la toalla. Dejémoslo atrás y volvamos a nuestra hoja de ruta.
Busquemos apoyo. Aceptar ayuda o buscarla si nos encontramos sobrepasados por nuestros planes o simplemente necesitamos otro punto de vista puede ser una buena idea. Un psicólogo que nos ayude a organizar o reorganizar los mismos y a entender los procesos que pueden estar dificultando nuestros avances.