Culpar a los demás es no aceptar la responsabilidad de nuestra vida, es distraerse de ella.

Facundo Cabral

El hábito probablemente más tóxico del abuso emocional es culpar a las demás personas, preferiblemente las más cercanas, de nuestro propio malestar. Cuando alguien que abusa emocionalmente de forma habitual se siente incómodo, culpable, avergonzado o triste, será su pareja, hijos u otras personas con las que mantenga un vínculo, a quienes responsabilizará. Este hábito hace que los abusadores no se planteen que es lo que les pueda estarles ocurriendo. Simplemente lo perciben como una conspiración que les da derecho a tratar abusivamente a quienes cree que son los causantes de su malestar. Cambiar este esquema mental puede resultar enormemente complejo y requiere terapia psicológica para facilitar, tanto el reconocimiento de la propia inestabilidad emocional como para aprender a apreciar y proteger a quienes les quieren.

Una segunda estrategia o justificación para el abuso emocional viene de la contextualización del mismo. Se achaca a una determinada situación, supuesto estado de ánimo o agente externo, como el alcohol, las drogas o la influencia de los amigos. Al no hacerse responsable del daño emocional que causa, externalizándolo, consigue en cierta forma «permiso» para repetir el abuso cuando ocurran de nuevo las circunstancias que proporcionan la justificación de las mismas. Aquí es especialmente relevante que no permitamos que quien abusa emocionalmente se salga con la suya haciéndole ver, desde el principio, que no existe coartada que valide su actitud. Es él o ella quien debe cambiar, y no el contexto. De nuevo, este cambio puede exigir el apoyo de un profesional, especialmente si ya se ha desarrollado mínimamente.

Manejar el abuso emocional exige competencias psicológicas específicas que consigan, entre otras cosas, no caer en la telaraña de razones o excusas que quien lo practica suele utilizar. Desde el momento que entremos a debatir sobre las demás personas o situaciones que el abusador emocional ve como origen del problema, habremos caído en la trampa. El primer objetivo es desactivar su sistema de justificaciones haciéndole ver que el problema no esta fuera, sino que son sus actitudes y reacciones las que están convirtiendo la vida de sus personas más queridas en un auténtico calvario.

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