En la Teoría de juegos se analizan situaciones complejas en las que hay más de un individuo que quiere tener éxito pero que tiene que tener en cuenta las decisiones del resto de los intervinientes. Esto es, no vale con preguntarte qué es lo que tienes que hacer tú, sino que tienes que preguntarte qué es lo que tienes que hacer tú teniendo en cuenta lo que piensas que van a hacer los demás.
El dilema del prisionero es un problema fundamental de la teoría de juegos que muestra que dos personas pueden no cooperar incluso si ello va en contra del interés de ambas.
La Troika se supone que negocia con los países, pero no lo hace. Sólo impone. A Tsipras le tienden una trampa. Le dan una propuesta que no puede asumir: supone una traición total a sus votantes. Ambos saben que significa de facto renunciar y admitir que sólo pueden gobernar en Europa los de siempre, el PP y el PSOE de cada país.
Tsipras intenta negociar y le dicen que no.
Básicamente: esta es nuestra última propuesta. Ahora, toda la responsabilidad de lo que pase es tuya.
¿Y qué hace Tsipras? Darle la vuelta. Pregunta al pueblo si debe aprobar ese acuerdo. Al salir NO el domingo, Tsipras dirá “mi pueblo ha elegido democráticamente no aceptar ese acuerdo. Ahora la pelota está en vuestro tejado. Podéis proponer medidas que mi pueblo acepte o podéis romper la unión europea. Yo ya no mando, el pueblo ha hablado. Pase lo que pase, es responsabilidad vuestra”.
Ha hecho una jugada de libro. De ser el único responsable a que lo sea sólo la Troika. Ahora es a Merkel a quien presiona Hollande, Obama y los demás. Tsipras sólo es un demócrata.
Adaptado de www.ingenierodelmonton.com