La felicidad proviene más de nuestra actitud, que de factores externos
Dalai Lama
Si te casas hoy, la probabilidad de que tu relación no dure es del 60%. ¿Es tan complicado encontrar el verdadero amor o es otra cosa?
Un interesante estudio llevado a cabo en la Universidad Heriot-Ward y que recoge la página TinyBuddha, descubrió que muchos personas tienen una visión distorsionada de la relación perfecta o expectativas no realistas respecto a su pareja. Los autores culpan de esto a la cultura de las películas románticas.
“Estas películas nos hacen buscar a Cenicienta o al Príncipe Encantado que llenará nuestras vidas para siempre”, comentan los investigadores. Pero, ¿realmente podemos esperar que nuestras parejas nos hagan tan felices? ¿Es esto justo?
Probablemente sí y probablemente no. Esperar que con quien hemos decidido compartir nuestra vida nos haga feliz si, pero descansar toda nuestra felicidad en esta esperanza no. Es incluso injusto. Pero a pesar de ello, este es el mensaje preferido de cualquier trama romántica. Y es una gran trampa.
Estamos viviendo un deseo de nuestro ego, que nos dice que algo falta en nuestra vida y que lo mejor es encontrar a alguien que llene este vacío. Es decir, estamos volviendo a la consabida media naranja.
Una de las razones por las que una relación puede no salir como nos gustaría es que estemos demandando en lugar de compartiendo, nuestro amor. Si lo que estamos esperando es que nuestra pareja nos haga feliz, estamos demandando amor. Si eras feliz cuando estabas solo, es más probable que lo seas en tu relación. Te centrarás en compartir y no en demandar.
Otra de las trampas del amor dependiente, la constituyen las expectativas. Son una ilusión de amor que frecuentemente acaban con la relación. No esperar no significa no confiar en tu pareja. Solamente significa que no dependes de ella para sentirte mejor contigo mismo. Es una relación de igual a igual. Si no estamos a gusto con nosotros mismos, no podemos esperar que alguien nos saque de esta situación. Y mucho menos mantener una relación saludable. Debemos querernos para ser queridos.
El verdadero amor se eleva por encima de la dependencia. Es una aventura de crecimiento en común, en donde las dos partes aportan bagajes similares y que, juntas, se convierte en algo de un nivel superior. Las parejas que entienden que este es el mejor regalo que se pueden dar, recibirán como regalo el amor verdadero.