Curiosa palabra. La utilizamos en los más variados contextos y, en muchas ocasiones, con los significados más diversos. Según las personas, lo que piensen, lo que sientan o lo que crean, la facilidad para «faltarle al respeto», cambia. En un entorno determinado, hablar de algunos temas, puede ser una falta de respeto. Mientras si lo hacemos en otro, puede ser una sátira o una crítica.
Editar un manual al uso de lo que es -y no es el respeto-, podría ser eterno. Está condicionado por infinidad de limitaciones. Depende de las personas, de los entornos, de las circunstancias que les rodean… En definitiva es, indudablemente, un fenómeno dinámico y sujeto a la interpretación de unos y de otros.
Está condicionado, sin duda, por el buen o mal gusto, por la oportunidad, por el ego de quien falta, y también por el de quien se siente agraviado. Es algo difícil de medir. En el idioma que hablo, el respeto está incluso por el país en que se hable. O por la región en la que se vive. Así, no resulta nada extraño que metamos la pata utilizando una expresión, común en nuestra tierra, en otra parte del mundo en la que se hable la misma lengua.
Esto último se denomina interpretación y es algo inherente al respeto. Es conocer la referencia que tiene lo que decimos, hacemos, escribimos … para poder sentirnos o no agraviados. E incluso sabiéndolo, entender que la intención de quien lo hace no tiene porque estar destinado a faltarnos a nosotros al respeto.
El humor, por definición, es una gran parte de burla. Puede ser -según nuestra interpretación-, de buen o mal gusto. Puede ser reivindicativo, inteligente, arriesgado (recordemos Hermano Lobo en la dictadura franquista). Pero siempre dependerá, como hemos dicho, de nuestro ego.
Porque este es, sin duda, el mayor ejercicio que se pueda realizar. Entender que lo que pensamos, sentimos o creemos, es algo íntimo. Y que no será agraviado por nadie al que no le demos el poder para hacerlo. En cualquier caso, para la gestión del respeto tenemos la mejor herramienta: el sentido común. Qué, desafortunadamente, como todos sabemos, es el menos común de los sentidos. En un próximo post hablaremos sobre él.
El respetito es muy bonito (Dicho popular).
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