Nunca pidas disculpas por mostrar tus sentimientos, al hacerlo te disculpas por la verdad.
Benjamin Disraeli
Parece que lo que debemos hacer tras herir los sentimientos de alguien o hacer algo incorrecto, es disculparnos ¿verdad? Además deberíamos hacerlo lo más rápido posible ¿cierto? Pues parece que no esta tan claro. De hecho, y según un reciente estudio puede provocar el efecto totalmente contrario, añadiendo más leña al fuego.
Para evaluar el impacto de las disculpas tras un rechazo social, los investigadores pidieron a miles de personas que escribiesen una forma correcta de “decir no”. El 39% de los participantes propusieron una disculpa, en la creencia que ésta aliviaría la situación. Sin embargo, cuando se les ponía al otro lado, recibiendo el rechazo acompañado de un “lo siento”, manifestaban sentirse especialmente heridos.
Las disculpas pueden, de hecho, enfurecer más a las personas, llevándoles a buscar venganza. Es lo que estos investigadores trataron de profundizar llevando a cabo un segundo experimento en el cual simulaban rechazos frente a frente, para averiguar como se sentían las personas agraviadas tras el incidente.
Lo que parecía ocurrir es que muchas de las personas que eran rechazadas y recibían una disculpa, la aceptaban a regañadientes, deseando que quien les rechazaba sufriese algo de lo ellos estaban provocando.
Y esto no parece quedar aquí. Sean sinceras o no, cuando las personas reciben disculpas sienten que, en cierta manera, deben perdonar. Y no están preparadas para ello.
En cierta forma, parece que la disculpa les traslada la responsabilidad de como se sienten, tras el rechazo, a ellas. En lugar de a quien lo está produciendo. Es sencillo entender porque puede resultar en más combustible para una situación complicada.
Quizás todo sea una cuestión de tiempos o, simplemente, de sinceridad. Pero lo que parece cierto es que las disculpas, en muchas ocasiones, no parecen la mejor opción a tomar tras haber rechazado a alguien.